miércoles, 30 de octubre de 2013

LLAMAN POR TELÉFONO AL BIBLIOTECARIO DE TREBUJENA...

Llaman por teléfono al bibliotecario de Trebujena (mi amigo Ramón Galán):
- "¿A ké hora abre la Biblioteca?"
- "A las nueve de la mañana".- Kontesta el bibliotecario, Ramón Galán, y kuelga el teléfono.
Al ratito vuelven a llamarle otra vez por teléfono:
- "¿A ké hora dijiste ke abre la Biblioteca?"
- "¡¡A LAS NUEVEEE TE HE DICHO, COÑO!! ¿Por ké puñetas me llama a estas horas de la NOCHE para hazerme una pregunta así?".- Responde Ramón Galán kabreado.
- "¿Y NO puedes abrir un pokito antes de las nueve?"
- "NOOO. HASTA LAS NUEVE NO ABRO!!! ¿Por ké kieres entrar antes de las nueve?"
Y responde el hombre llorando:
- "¿Entrar? Lo ke kiero es salir, ke ma kedao encerrao akí adentro!"
Uno de los mejores tributos rendidos a los nativos amerikanos, yo kreo. Espero ke os guste.

“El Caballo Espíritu del Cherokee”, del disko The Triumph Of Steel (El Triunfo del Acero) de la banda neoyorkina MANOWAR. El video rekoge imágenes de los nativos y además viene subtitulado al español; o sea ke es un pasote.

Kuenta una de las más grandes historias de batallas de la humanidad, la de los pueblos originarios de América kontra los invasores genozidas europeos. Narra gran parte de las kreencias de los pueblos originarios de América del Norte komo el Gran Espíiritu, los Pajaros Trueno, el Caballo Espíritu, la Danza Fantasma y el Regreso del Búfalo, nombra a los más grandes Jefes y dos hechos muy importantes de la historia de los pueblos originarios de América del Norte: el Camino de las Lágrimas (Trail of Tears) ke es kuando los Cherokees fueron expulsados y obligados a dejar sus tierras e ir hazia una reserva; y la monstruosa masacre de Wounded Knee.

domingo, 27 de octubre de 2013

Tulalip

Los Tulalip son una tribu amerindia rekonozida federalmente ke está situada en la poblazión de Marysville (Washington), en los EE. UU. Se konsideran suzesores de las tribus Duwamish, Snohomish, Snoqualmie, Skagit, Suiattle, Samish, Sauk-Suiattle, Stillaguamish y otras ke hablan el "Lushootseed", la lengua Central Salish.

Originalmente habitaban las orillas de los ríos Stillaguamish y Fraser, en las zerkanías de las islas Whidbey y Camano, en la zona del Puget Sound. Aktualmente tienen una reserva de 22.000 acres adyazente a la ciudad de Everett.

Su economía se basaba en la peska del salmón, la recolección de frutos y la kaza. En 1873 fue kreada la Reserva Tulalip por orden del gobierno federal.

Según el zenso de 2000, había registrados 2.632 Tulalip. NO obstante, en 2004 estaban registrados en la reserva 3.611 individuos.

Fotografía de una familia Tulalip en traje zeremonial, posando en Volunteer Park, Seattle (Washington). Año 1938. Fotógrafo: Norman Edson.
De izkierda a derecha: Annie Frederick, la Señora Ruth Sehome-Shelton, Wayne Williams (nieto), el Jefe William Shelton, Silas George y Harriete Shelton Dover

***
Kanzión y Danza "Ballena Asesina" - Tribu Tulalip.

Miembros de la Tribu Tulalip komparten algunas kanziones tradizionales para saludar a l@s asistentes de la 'Conferencia y Feria Anual de los Nativos Americanos y Veteranos'.
Video grabado en el Casino y Hotel Tulalip, el 14 de septiembre de 2011.

sábado, 26 de octubre de 2013

Siempre me enfado kon el pelukero porke SIEMPRE me pone mi kapa al revés.

viernes, 25 de octubre de 2013

Aviso-Llamada ♫ ♪ ♬

Este es su operador de telefonía móvil. Akabamos de deskubrir ke eres demasiado tonto para usar el teléfono. Así ke, por favor, ponlo en el suelo y empieze a saltar sobre él. Gracias.
Suena el móvil...

- "¡Hola! ¿Este es tu móvil?"
- "Sí. ¿Por ké?"
- "NO hay ningún problema en partikular. Sólo kería salir de tu bolsillo, el olor es insoportable!!"
Sólo porke seas inteligente, NO signifika ke la otra persona sea estúpida.

jueves, 24 de octubre de 2013

Pequeño Cuervo

Little Raven, Hósa (Young Crow), Pequeño Cuervo.

Pequeño Cuervo era el jefe prinzipal de la tribu Arapaho del Sur. Era konozido por sus habilidades oratorias.

Nazió en las Grandes Llanuras centrales, tal vez a lo largo del río Platte, en la aktual Nebraska, en 1819.

Su influenzia se hizo notar ya en 1840, kuando medió la paz entre los Arapaho del Sur, los Cheyennes, los Kiowas, los Comanches y los Apaches de las Llanuras.

Preokupado por la subsistencia de su tribu, Pequeño Cuervo buskó implementos agríkolas y la instrucción del gobierno de los EE.UU. en 1857.

Komo jefe de los Arapaho del Sur, firmó el Tratado de Fort Wise, el 18 de febrero de 1861. Pero este tratado se frustró kuando los blankos NO kumplieron kon el akuerdo.

Su dezepzión se konvirtió en rabia después de la masacre de Cheyennes y Arapahoes en Sand Creek, Colorado en 1864. A pesar de su enojo y la traizión de los blankos ke rompían sus tratados, firmó el Tratado de Medicine Lodge (Kansas), en 1867. Este tratado otorgó a los Arapaho del Sur una Reserva entre los ríos Arkansas y Cimarrón, en Territorio Indio (en la aktual Oklahoma).

Después de la batalla de Washita, en noviembre de 1868 –en la kual el coronel George Armstrong Custer atakó la aldea Cheyenne del Jefe Caldera Negra en una inkursión antes del amanecer– Pequeño Cuervo temió por la seguridad de su pueblo y lo guió hazia Fort Sill para protegerlo. El coronel Custer, en una burda sobre-estimación, se vanaglorió de haber matado a 100 Cheyennes y el jefe Caldera Negra y su esposa se enkontraban entre ellos.

A los Arapaho y a los Cheyennes del Sur les konzedieron posteriormente una reserva en la parte occidental del Territorio Indio.

En 1871, Pequeño Cuervo viajó por Washington DC. y otras ziudades de Estados Unidos. En la ciudad de Nueva York, habló ante una gran audienzia, en la Cooper Union, para el Avance de la Ciencia y el Arte. Debido a su influenzia los Arapaho del Sur se mantuvieron neutrales durante la Guerra del Río Rojo de 1874-75.

Finalmente, Pequeño Cuervo se asentó en Cantonment, en el aktual Condado de Blaine, Oklahoma, donde el viejo hospital militar sirvió komo su hogar.

Pequeño Cuervo murió en el invierno de 1889, después de haber mantenido durante 20 años una gran reputazión komo líder de la progresividad. Fue suzedido por Náhuat, Mano Izquierda.

Little Raven, Hósa (Young Crow), Pequeño Cuervo. Jefe prinzipal de los Arapaho del Sur. Fotografía tomada por William S. Soule, en 1867.

Pequeño Cuervo sosteniendo a su nieta Grass Woman. A su lado, William Bent (ranchero y komerziante estadounidense ke aktuó komo mediador entre la Nación Cheyenne, otras tribus Nativo Americanas y la expansión de los Estados Unidos). A kontinuazión, los dos hijos de Pequeño Cuervo: Little Bear (Pequeño Oso) y Shield (Escudo). Fotografía tomada por William S. Soule en Fort Dodge, Kansas. 5 de agosto de 1869.

Fotografía de Pequeño Cuervo tomada por Jeremiah Gurney e Hijo, en junio de 1871, en Nueva York, para los Administradores del Museo Blackmore de Salisbury.

Pequeño Cuervo. Año 1880.

Pequeño Cuervo y su hija Annie. Fotografía tomada por John N. Choate, en 1885.
Choate es muy konozido por las imágenes ke tomó de l@s niñ@s Indios ke habían sido enviados para ser edukados en la Escuela India de Carlise (Pennsylvania). Esta imagen fue tomada probablemente en uno de los momentos en ke Pequeño Cuervo visitó a "Annie", ke apareze kon el atuendo blanko, típiko de la Escuela de Carlisle.

martes, 22 de octubre de 2013

Una señora va a ver al psikiatra y le kuenta su problema:
- "Mire usted, yo kreo ke soy NINFÓMANA".- El psikiatra entonzes le kontesta:
- "Voy a ver ké puedo hazer para ayudarte. Mi tarifa es de ochenta Euro$ la hora".- Y le dize ella:
- "¿Kuánto por toda la noche?"

lunes, 21 de octubre de 2013

Solicitud de empleo

Un solizitante estaba rellenando una solizitud de empleo. Kuando llegó a la pregunta: "¿Alguna vez has sido arrestado?", eskribió: "NO"

La siguiente pregunta, destinada a personas ke habían respondido afirmativamente a la pregunta anterior, fue: "¿Por qué?". El solizitante kontestó de todos modos: "Nunka me han atrapado."

viernes, 18 de octubre de 2013

La vida NO es ke sea korta, lo ke pasa es ke el/la ke se muere, se muere para mucho tiempo.

martes, 15 de octubre de 2013

El mundo sería más hermoso si NO existieran los polítikos... Ni los bankeros, ni los ejérzitos, ni los gobiernos, ni las jerarkías, ni las autoridades. (Marin El Punki - Perro Loko). Ⓐ

lunes, 14 de octubre de 2013

Van Gogh era pintor porke NO tenía oído para la músika.
Pues después de haber pasado el 12 de octubre, día en que “dicen” que se celebra la ‘Fiesta Nazi-onal de Ex-paña’, el ‘Descubrimiento (?) de América’, y NO sé qué otras CHALADURAS más (indico que hay un DESFILE MILITAR ante el REY, SU Familia Real, y los representantes más importantes de todos los PODERES del Estado), he visto un trocito de debate por televisión.

El debate simplemente es el mismo que viene repitiéndose cada año, cuando llega la fecha del 12 de octubre. Se cuestiona si tod@s tenemos motivos para celebrar este día, si nos sentimos identificados,… Miren ustedes, YO si me siento identificado con algo es con mi padre y con mi madre ¿entienden? Y ahora surge también la PARANOIA de que si Cataluña tiene que celebrar la fiesta, o NO. Sabía yo que tenían que tocar este tema. Sabía yo que, de camino, se tenía que mencionar al País Vasco…

Bien, obviamente, las personas que se consideran independentistas o que defienden la independencia de “NO-SÉ-QUÉ” dicen que NO desean que se celebre el “Día de Ex-paña” porque NO se sienten españoles, Y las personas que se consideran nacionalistas españoles o que defienden la unión de “EX-PAÑA” dicen que SÍ hay que celebrar este día porque representa la unión de “NO-SÉ-CUÁNTO”.

Para mí –que NO soy ni de uno ni de otro, sino más bien estoy de parte de las TRIBUS NATIVOAMERICANAS– NO tienen la razón ni l@s independentistas, ni l@s españolistas. Y tan FASZISTA es el que sale a la calle con una bandera presconstitucional del águila gritando ¡Viva España! y haciendo el saludo nazi, como el independentista que le hace la vida imposible a todo el que NO piense como él.

A ver si os enteráis de una vez, que NO se puede apelar a la Historia para defender vuestros determinismos, que Historia tenemos TODOS.
A ver si os enteráis de una vez, que EX-PAÑA NO es NADA, que los países son unos INVENTOS.

En vez de luchar por VUESTRAS PUTAS INDEPENDENZIAS o por VUESTRA PUTA NAZI-ÓN, LUCHAD por que NO existan fronteras, ni banderas de ningún tipo. Ningún milímetro cuadrado de la tierra nos pertenece, nosotr@s pertenecemos a la tierra, venimos a ella y la heredamos para nuestr@s hij@s.

¡¡¡NO HAY NADA que CELEBRAR!!! (Marin El Punki - Perro Loko. 14 de octubre de 2012)
NOTIZIAS ÚLTIMA HORA:
TRESZIENTOS nuevos puestos de trabajo en Andalucía. La Junta prezísa RECAUDADORES DE IMPUESTOS!.
El año pasado estábamos en el borde del abismo, pero grazias a Dios hemos dado un gran paso hacia delante. (El Presidente del gobierno)

domingo, 13 de octubre de 2013

* El negocio mas expuesto a la quiebra es el de la cristalería.
* El arqueólogo es alguien cuya carrera está en ruinas.
* El fabricante de ventiladores vive del aire.
* El dueño de la sauna vive del sudor de los demás.
* Los escultores siguen viviendo en la Edad de Piedra.
* …

ASÍ CÓMO VAMOS A SALIR DE LA CRISIS!!!.
Una vez pensé ke me había ekivokado, pero me ekivoké.

sábado, 12 de octubre de 2013

¿Quién tiene Derecho a expulsar a quién?

A aquellos ciudadan@s blanc@s de los Estados Unidos De América que sin serlo, se hacen llamar legítimos:
He de refrescaros la memoria, que al parecer la tenéis hueca; tanto es así que apenas tenéis medio folio de Historia. Ni siquiera podéis escribir un libro, porque ni eso tenéis: Siglos de Historia.

¿Qué clase de Civilización es la vuestra?
Estáis expulsando a los mexicanos, conocidos como “los mojados”, que tan sólo buscan ganarse el jornal a base de trabajo. Estáis echando de “vuestro” país a hispanos, latino-americanos, y demás “razas” non gratas para ustedes, considerándolas de “ilegales”.

Pues bien, que sepáis que “vuestro” preciado país fue ROBADO a los Nativos Americanos. En un principio, obligaron a los pobres indios a que se lo vendieran a golpe de pólvora. Más tarde, los engañasteis con un poco de alcohol barato y enviándolos a las reservas. Ustedes, yanquis, zanjaron el trato según, todo hay que decirlo, a vuestro interés y apaño.

Y ahora, malnacidos, queréis defender “vuestro” imperialismo, echando al pobre inmigrante y condenándolo de intrusismo. No con eso, sois dueños del petróleo, de los burguer y del oro. A ver si sois capaces de reconocer vuestros ROBOS y de dejar las tierras a quiénes le pertenecen. Un buen comienzo sería que, por lo menos, aprendáis a tolerar a los que llegan para trabajar y NO para conquistarles el país, como ya hicisteis en su día vosotros, a base de ASESINATOS.
NOSOTR@S VIVIMOS EN ESTE KONTINENTE
ANTES DE KE FUERA "DESKUBIERTO"


De los más de 300 idiomas amerindios y dialektos hablados una vez en América del Norte (más de 900 fueron hablados inkluyendo América del Sur), menos de 200 se usan todavía. Hasta hace poko, iba kontra las leyes de los Estados Unidos si un Nativo Americano hablaba su idioma original o praktikaba sus kreencias kulturales y religiosas. Como resultado de estas leyes, se ha estimado ke dentro de una generazión, kizás menos de 50 lenguas nativas podrán ser utilizadas funzionalmente. Estas preokupantes tendenzias, pueden ser disminuidas o frenadas por los esfuerzos azelerados de la comunidad Nativo Americana para revitalizar sus idiomas y kulturas.
En el kolegio:

Profesora: “María, señale en el mapa dónde keda América del Norte”
María: “Akí está, señorita”
Profesora: “Korrecto… Ahora los demás respondan: “¿Quién deskubrió América?”
Los demás: “María”

viernes, 11 de octubre de 2013

Presos del Silencio

El Gobierno de Franco no se detuvo en la victoria militar sobre los que se opusieron al levantamiento. Tras la Guerra Civil, impuso un entramado destinado a borrar de la sociedad, y aun de la propia memoria de los afectados, toda huella de sus ideales de libertad y democracia. La represión impuesta ofrecía pocas alternativas para los que no pudieron huir al exilio: cárcel, muerte o silencio.


El daño causado a nuestra memoria colectiva es irreparable. El paso de los años ha sepultado la posibilidad de recuperar un inmenso caudal de testimonios de aquella época. No obstante, existe una deuda con las familias que sufrieron la represión franquista, que también es una deuda con nuestra propia historia: dar voz a su memoria, recuperar y divulgar su experiencia, dignificar unas vidas entregadas al compromiso y la solidaridad.

Presos del silencio pretende saldar parte de esta deuda.

Entre 1940 y 1962 unos 10.000 presos políticos participaron en la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir, hoy conocido de manera oficial como Canal de los Presos. Con sus más de 150 kilómetros de recorrido continúa regando una de las principales arterias agrícolas de Andalucía.

Esta película documental reconstruye un episodio de nuestra memoria colectiva a través de los recuerdos de algunos de los supervivientes y familiares. Acompañándoles por los escenarios naturales en los que aconteció este drama se evocan aquellos años en los que miles de hombres y mujeres sufrieron el estigma de vivir Presos del Silencio.

“Somos hijos del silencio de nuestros padres y responsables del silencio de nuestros hijos” Dulce Chacón

Yakama

Tipi Yakima o Yakama. Fotografía tomada por Edward S. Curtis alrededor del año 1910.

La Nación Yakama (anteriormente Yakima), está formada por kasi 10.000 miembros inscritos, ke viven en Washington. Su reserva se ubika a lo largo del río Yakima y tiene una superfizie de aproximadamente 1,2 millones de hectáreas (5260 kilometros²).

Hoy en día la Nación está gobernada por el Consejo Tribal Yakama, ke konsta de representantes de 14 tribus y bandas.

Much@s miembros de la tribu partizipan en zeremonias, en la subsistenzia y en la peska del salmón, la trucha arco iris, y el esturión en el río Columbia y sus afluentes (terrenos cedidos por la tribu a los Estados Unidos).

El pueblo Yakama era similar a los demás habitantes indígenas de la meseta del Río Columbia. Eran kazadores y rekolectores, muy konozidos por el komerzio del salmón ke peskaban en el río Columbia.
Lo peor ke hay es estar enfermo y ke en la tele te repitan el programa de "Salud al día"

jueves, 10 de octubre de 2013

Eskribo...

Eskribo porke todavía NO he aprendido a hablar (ni sikiera sé eskribir). Eskribo para joder a l@s ke NO kieren ke eskriba y para alegrar a l@s ke kieren ke siga eskribiendo. Eskribo para ke me lean dos o tres tipos ke están vivos y dos tipos ke están ya muertos. Eskribo porque la vida es TEXTO. Eskribo para ke kuando me muera, alguien diga: "Alguien eskribió akí esto". (Marin El Punki - Perro Loko).

miércoles, 9 de octubre de 2013

Me enkanta kuando en las pelíkulas de terror, la víctima grita: “¿Hay alguien ahí?” [...] Komo si el malo fuera a responder: “Sí, estoy en la kozina ¿Kieres un bokadillo?”
Mi problema es ke empiezo muchas kosas, pero
Ya está la gente loka buskando y sakando la ropa de invierno. La ventaja ke tenemos l@s Punkis es ke NO tenemos ropa de verano ni ropa de invierno. En invierno nos ponemos la txupa de kuero y va ke txuta. (Marin El Punki - Perro Loko).

La Hermandad


Aquel invierno del ’76 fue el más oscuro de la historia de Kingstoret City; NO sólo por el tiempo meteorológico --los días eran grises, fríos y llenos de lluvia-- sino también por la cantidad de sucesos trágicos que aconteció en aquella ciudad. En los periódicos matinales aparecían noticias de robos, violaciones, incendios, asesinatos, vandalismo,… “NO se puede vivir de esta manera”, decía una mañana el profesor Douglas con las manos entrelazadas en la espalda y paseándose por el hueco que dejaban libre las dos hileras de pupitres.

Todos los alumnos se sentaban en los pupitres de dos en dos, menos Abban que estaba sólo porque nadie se quería sentar con él. Mientras paseaba, el profesor observó al llegar al fondo de la clase, que el último pupitre estaba vacío. Abban O’Hare, “el irlandés” --como solían llamarle los demás alumnos-- había faltado. Desde aquel día, Abban NO volvió a aparecer por el colegio. Era un chico tímido, demasiado torpe para jugar al fútbol en el recreo. Sus notas NO eran buenas pero tampoco eran malas; eran nulas, NO existían, porque era tan lento que nunca terminaba los exámenes. Con lo cual, el profesor Douglas se negaba rotundamente a corregirlos.

Todos los chicos se metían con Abban, sobre todo Ray Bentley y su pandilla que siempre se burlaban y se reían de él. A menudo se veía al “irlandés” distraído, ensimismado, en las nubes… NO obstante, era un chico con una gran capacidad para inventar o arreglar cosas. Incluso llegó a reparar la avería del automóvil de su padre, quien orgulloso de Abban siempre lo recordaba, pues de NO ser por él llegaría tarde al trabajo aquella mañana. Esa fue la última vez que vio a su hijo. 72 horas más tarde, la policía había encontrado el cuerpo sin vida del joven en el viejo depósito de agua. Era las once y cuarto de la noche del 19 de Noviembre de 1976 cuando la triste noticia fue anunciada por televisión y radio local. El viejo depósito de agua se ubicaba sobre una torre de madera a unos 60 metros de altura. Había sido construido de esa forma para que la presión del agua fuera suficiente y llegara a cualquier casa de la ciudad. En la actualidad, el depósito estaba en desuso y sólo servía para suministrar algo de agua a los cultivos agrícolas. Un gran esfuerzo supuso para el equipo sanitario bajar el cadáver hinchado de Abban O’Hare de aquel viejo depósito. Pero al final, lo lograron atando el cuerpo inerte a varias cuerdas […]

Luke Bentley estaba contento y radiante de felicidad. Pronto vería a su hermano Ray. Los chicos de la pandilla se habían reunido junto a él para esperarlo al lado de la vía del ferrocarril de Kingstoret City. Cinco largos años habían pasado sin volver a ver a Ray. Éste había sido acusado de la muerte de “el irlandés” y, aunque NO se encontraron pruebas fehacientes para ello, el profesor Douglas había visto el reloj de Abban en manos de Ray. Esto hizo que la justicia, tan mediocre y anticuada que predominaba en el estado de Texas por aquel entonces, condenara a la persona de Ray Bentley a permanecer en un reformatorio penal como principal causante del asesinato de Abban O’Hare.

- “¡Eh, Luke! ¿Qué hago con los cohetes y la pancarta?”
- “Te he dicho que dejes todo eso en el suelo. Servirán para cuando baje del tren.”
Durante todos esos años de ausencia de su hermano mayor, Luke había tomado el mando en la pandilla. Pero sabía que con el regreso de Ray a Kingstoret City tendría que dejar el puesto de jefe. A Luke NO le importaba que Ray volviese a ser el cabecilla de la banda, pues veía en su hermano “feeling”, carisma, agallas y todo cuanto pueda ser necesario para llevar la dirección de “La Hermandad”. “La Hermandad”, así se hacía llamar aquella pandilla de jóvenes golfos, traviesos, rabiosos y violentos. A decir verdad, Luke nunca se había sentido capacitado como para dar órdenes y, lo que es más, que éstas se cumplieran. Sin embargo, veía en su hermano la persona adecuada para dirigir la banda. A su hermano Ray lo caracterizaba ese don para gobernar que tan sólo los grandes líderes poseía.
Luke era consciente de que los chicos cumplían siempre sus órdenes, pero lo hacían más que nada por temor; porque sabían que su hermano Ray seguía vivo y que algún día podría volver a la ciudad. Por lo tanto, si algún chico desobedecía a Luke, tendría que vérselas con Ray.

Teddy “el mestizo” dejó la caja de bengalas en el suelo. Estaba deseando soltar peso. Los chicos habían comprado un montón de cohetes y habían improvisado una pancarta de bienvenida para Ray.

Luke tiró el cigarro en cuanto su hermano salió del tren.
- “¡Hola, pequeñajo! Veo que has crecido bastante en estos años”.- Dijo Ray a su hermano disponiéndose a darle un abrazo.
- “Tú tampoco estás mal ¿Eh, Ray?”

El recién llegado tenía el mismo aspecto que cuando se fue esposado hace 5 años en el furgón de la policía. El mismo pelo largo, el mismo brillo de ira y de desprecio en los ojos, el mismo caminar,… E incluso conservaba la misma chupa claveteada de cuero. Tras unos instantes de silencio en los que los chicos contemplaban a Ray, éste exclamó:
- “¡Eh, muchachos! Habré estado encerrado una eternidad, pero el reloj lo sigo teniendo.”
Todos empezaron a reír al ver que Ray sacaba del bolsillo interior de su chaqueta aquel viejo reloj plateado que había pertenecido a Abban O’Hare. El reloj en sí NO funcionaba. Ray pensaba que nunca había funcionado, que siempre había estado averiado. Al menos, desde que él lo tenía siempre estaba parado.

- “¡Malditos descerebrados! ¿Para cuándo pensáis lanzar los cohetes? ¿Para navidades?”.- Bramó Luke.
Los chicos empezaron a tirar cohetes y a explotar petardos al mismo tiempo que cogieron a Ray en hombros y le cantaban la canción de “Es un muchacho excelente”.

Aquel día los integrantes de “La Hermandad” celebraron la bienvenida de su líder Ray en uno de los bares de la ciudad. La jarras de cerveza iban y venían. Las risas, las bromas, las anécdotas de otros tiempos,… Todo fluía en un ambiente de humo y alcohol. El tiempo pasaba inadvertidamente en aquel bar y al anochecer muchos de los chicos estaban sobradamente ebrios y cansados. En uno de los momentos en que todos quedaron en silencio, Luke miró a su hermano quien tenía la mirada fija en una copa de Bourbon:
- “¿En qué estás pensando Ray?”
- “En nada… Oye, pequeñajo ¿Qué hay del profesor Douglas?”
- “¿El profesor Douglas? ¡Ah! Pues NO sé. Nunca llegó a darme clases. Recuerdas que yo iba tres cursos más atrás que tú. Supongo que se jubiló. ¿Por qué? ¿NO estarás pensando…? ¡Oh, NO!”
- “¡Oh, sí! Hermanito, estoy pensando en ir a hacerle una visita ¿Dónde vive?”
- “¿Estás loco? ¡NO te lo voy a decir!”
Ray se puso en pie, miró a su alrededor y gritó a los chicos que soñolientos se apoyaban en las mesas y en la barra del bar:
- “¡Necesito saber dónde vive el profesor Douglas! ¿Quién me acompaña hacia su casa?”

Minutos después todos los chicos marchaban en dirección al domicilio del profesor. Los dos primeros eran los hermanos Bentley, el menor le decía al mayor:
- “¡…Es una locura lo que estás haciendo. Ray, escucha, Ray. NO te metas en jaleos!”
Pero Ray hacía caso omiso a las advertencias de su hermano pequeño y marchaba a toda prisa con lo ojos inyectados en cólera […]

El profesor Martin Douglas vivía en una modesta casita de dos plantas a las afueras de Kingstoret City. Hacía tres años que se había jubilado, por lo que pasaba la mayor parte del tiempo en divagar entre recuerdos. Tal es así que después de la cena gustaba de mirar un viejo retrato de su tristemente fallecida esposa. Solía quedarse varios minutos e incluso hasta horas contemplando aquel retrato, sentado en un viejo sillón de la salita de estar y con tan sólo con la compañía de su gato “Misifú”. Siempre se decía así mismo: “¡Ojalá si yo pudiera volver el tiempo atrás!” Cuánto deseaba regresar al pasado, a aquellos tiempos felices de su juventud, cuando conoció a Laura, aquella linda muchachita de cabellos rizados y andares harmoniosos. Cuánto hubiese dado porque los años NO hubiesen pasado.
Un ruido estrepitoso, seco y ensordecedor lo despertó de su ensueño. Pronto cayó en la cuenta de que la puerta de la entrada la habían echado abajo. De repente, las figuras de unos chicos endemoniados y frenéticos aparecieron ante él. Uno de ellos le dijo a los demás:
- “¡Adelante, destrozadlo todo!”
Y todos comenzaron a arrasar muebles, mesas, sillas, electrodomésticos, ventanas,…
El profesor temblando y muerto de miedo consiguió pronunciar algunas palabras entre el rechinar de sus dientes:
- “¡Mu-mu-muchachos! ¿Qué, qué, queréis? Yo, yo NO tengo dinero.”
El chico que había ordenado destrozar la casa, cerró la puerta de la salita tras él. Mientras tanto, fuera se escuchaban estruendosos ruidos de los chicos rompiéndolo todo.

- “¡Cuánto tiempo sin vernos, queridísimo profesor Douglas! Espero que te agrade mi visita, queridísimo profesor Douglas. ¿Acaso NO me echabas de menos? Porque yo a ti sí. ¡Todos los días, que me he estado pudriendo en el maldito reformatorio, te he echado mucho de menos. Y ahora vengo para darte tu merecido, maldito cabrón hijo de puta. Por tu culpa, perro chivato, me encerraron durante cinco putos años!”
De pronto Ray empezó a darle patadas y puñetazos al cohibido profesor. Luke, aporreaba la puerta por detrás al mismo tiempo ke gritaba:
- “¡Abre, Ray. Abre la puerta. Abríme la maldita puerta!!!”
Pero Ray NO escuchaba las voces de su hermano, estaba encolerizado y encarnizado golpeando al profesor. Éste había perdido el conocimiento y su cuerpo magullado NO paraba de echar sangre.
Al fin, Luke pudo abrir la puerta y tras los bastidores presenció una dantesca escena:
Su hermano Ray Bentley, encima del cuerpo inmóvil del profesor Douglas, tenía agarrado su cuello y con toda brusquedad golpeaba la cabeza contra el suelo.
- “¡Hijo de puta, maldito seas, querías que me pudriera en el reformatorio…!”.- Gritaba una y otra vez Ray como poseído por alguna fuerza maléfica o sobrenatural a la vez que golpeaba la cabeza del profesor sobre el rígido y frío suelo.
Su hermano, con lágrimas de dolor en los ojos, ya lo asía por los brazos intentando quitarlo de encima del profesor:
- “¡Ray, Ray, qué estás haciendo!? ¡Oh, Ray! ¡Te vas a cargar al profesor, lo vas a matar, Ray!”
Ray, pareció entrar en razón cuando escuchó a su hermano pequeño llorar mientras le sujetaba por lo brazos para que NO continuase machacando al profesor. En ese momento paró y se levantó horrorizado al ver la espantosa salvajada realizada por él mismo.
Poco tiempo después se escuchaban sirenas de policía aproximarse.
- “¡Larguémonos de aquí!”.- Dijo Ray.

Luke permanecía de rodillas en el suelo de aquella salita frente al linchado profesor. Se sentía disgustado, apenado,… En su interior se compadecía por el daño ocasionado al profesor Douglas y, aunque nunca le había dado clases, lo conocía de vista por lo que ahora tenía lástima por él. En cambio, Ray se mostraba frío, sereno, como si nada hubiese pasado. “Esa es la diferencia que hay entre mi hermano y yo. Yo me dejo arrastrar por los sentimientos. Soy un quejica, un niño mimado, un blandengue. En cambio, Ray NO tiene escrúpulos. Es un chico duro, un indomable, un fuera de la ley, un líder, un …”.- Esto estaba pensando Luke cuando de repente Ray y Teddy “el mestizo” lo sacaron a rastras de la casa diciéndole que NO había tiempo que perder, que la “poli” estaba a punto de llegar.

Los chicos se marcharon corriendo a toda velocidad del domicilio del profesor Douglas. Ya lejos de aquel lugar, se acomodaron sobre una cajas vacías de cerveza que encontraron amontonadas en un oscuro y estrecho callejón de la ciudad. Después de un rato en el que todos recuperaban el aliento, ya que la huida supuso un gran esfuerzo, Luke seguía pensativo. Ray lo miró fijamente y le dijo:
- “Escucha, Luke. sé lo que estás pensando. Pero quiero que sepas que se lo tenía merecido. ¿Me estás escuchando, Luke? El profesor se lo tenía merecido. Es un traidor ¿comprendes?”
Luke asintió varias veces hacia abajo, con la cabeza gacha y sin mirar a su hermano.
- “Buen chico -Volvió a decirle Ray dándole toquecitos con la palma de la mano en la cabeza como si fuera un perro- …Y ahora larguémonos a casa”
- “Ray, tengo que decirte algo, Ray”
- “¿Sí, Luke? Dime ¿Qué pasa?”
- “Verás, padre ha muerto. Murió hace cuatro años, un año después de que tú fueras al reformatorio. Mamá nunca te lo quiso decir”
Ray se kedó un instante absorto pero luego contestó:
- “Es igual. Al fin y al cabo era un cabrón. ¿Te acuerdas de los coscorrones que me daba cuando era pequeño?” […]

Era cierto, el padre de Ray y Luke había fallecido. Era un hombre sencillo y trabajador nato. Un obrero, un currante desde muy niño que se buscaba la vida haciendo chapuzas, echando horas extras hasta que anochecía y trabajando como un esclavo en lo que le saliera con tal de que a su familia NO le faltase de nada. Tenía 51 años, pero aparentaba cerca de los setenta, parecía un viejo; debido “sobre todo” al deterioro físico del duro trabajo que venía cargando en sus espaldas prácticamente desde siempre, desde que tenía uso de razón. Digo “sobre todo” porque en los últimos años de su vida, Alexandre Bentley (así se llamaba el padre de Ray y Luke) se había tirado a la bebida. Bebía para olvidar, para NO hacer memoria y NO sentir vergüenza de las fechorías que hacía su hijo mayor, Ray. Alexandre Bentley había intentado educarlo con todo el amor que puede mostrar un padre hacia un hijo. Había hecho todo lo posible por corregirlo, por enmendarlo, por llevarlo por el buen camino, por apostar por él,… Pero Ray era el mismo diablo en persona. Había veces, pocas eso sí, en las que tenía esperanzas de que su hijo iba a cambiar cuando lo veía --raramente-- más apaciguador. Pero se equivocaba, Ray volvía pronto a las andadas. Siempre llegaba a casa profesores dando malas noticias de él. Uno de esos profesores era Douglas, quien había sufrido incluso amenazas del chico. Y NO sólo le preocupaba al padre de Ray todo cuanto hacía o deshacía su susodicho hijo en el colegio, sino también sus trastadas en la calle. En numerosas ocasiones había tenido que ir a Comisaría para recoger a Ray cuando lo habían detenido y decir lleno de vergüenza: “Disculpe, Señor Comisario, ya NO volverá a ocurrir más. Son cosas de chiquillos”
A sus dieciséis años, Ray ya contaba con un amplio historial delictivo: robos de coches y motos, atracos con violencia y con arma blanca, robos o tentativas de robo en viviendas, lesiones a terceras personas, estafas, injurias, agresiones verbales, allanamiento de morada,… Ray se había convertido en el jefe de una banda organizada de jóvenes delincuentes de Kingstoret City. Su padre, con los ánimos por los suelos, deshecho en mil pedazos, hundido, abatido por el sufrimiento que le suponía tener un hijo así, buscaba el consuelo, o tal vez el olvido de todos los males y tristezas, en la ingesta desproporcionada de alcohol. La pena que sentía, y siempre se culpaba de ello, era el NO haber podido pasar más horas de las deseadas con su hijo. Tal vez, si hubiera estado más tiempo en casa con su familia, Ray NO hubiera sido un mal chico. Pero el maldito trabajo ocupaba la mayor parte de su tiempo.

Meses después de que encerraran a Ray en un reformatorio estatal, Alexandre Bentley cayó en una profunda depresión. Pronto lo echaron del trabajo puesto que constantes eran sus faltas y bajo su rendimiento. Pero lo que realmente le mató fue el saber que su segundo retoño, Luke, estaba siguiendo los mismos pasos que su hermano mayor y que repetía las mismas pautas de comportamiento. Eso hizo que la depresión se acelerara y que en unión con el alcoholismo que ya padecía, lo llevase a la muerte […]

- “Mamá, ya hemos llegado. Ray está aquí”.- Dijo Luke nada más abrir la puerta de su casa.
Los chicos se habían dispersado poco tiempo antes. Cada uno había tirado hacia su hogar, al igual que los dos hermanos.

La madre sabía que aquel día su hijo mayor saldría en libertad y que volvería a casa; cosa que NO le hacía ninguna gracia.
- “Ahí tenéis la cena. Yo me voy a acostar. Es muy tarde ya”.- Contestó de malas ganas y tan siquiera mirar a Ray.

Lo más normal del mundo hubiese sido que la madre de Ray le hubiese dado un beso y que luego lo hubiera abrazado. Es todo cuanto se podría esperar de una madre al ver que su hijo --sangre de su sangre, nacido de sus entrañas-- regresa a casa después de haber estado cinco años privado de libertad. Pero NO, aquella madre NO mostró ni el más mínimo cariño hacia su hijo, ni un solo ápice de alegría. Y es que, el cariño lo había perdido hacía ya tiempo; puesto que culpaba a Ray de la muerte de su marido. Aquella viuda repudiaba desde lo más profundo de su alma a su propio hijo. Nunca podría perdonarle el daño psicológico que había provocado en su esposo. Para ella --la depresión, el alcoholismo y por último el fallecimiento-- todo era debido a las malas acciones de ese monstruo, de ese demonio, de ese malnacido, llamado Ray. Pese a ser su madre, se sentía avergonzada por haber traído al mundo a semejante bestia humana.

- “¿Qué mosca le habrá picado?”.- Preguntó Luke extrañado.
- “Nada. No le des más vueltas. Son cosas de madres. Le habrá venido la regla y está de mal humor”.- Respondió Ray quitándole importancia a la situación […]

A la mañana siguiente unos policías se presentaron en la casa se los Bentley:
- “Venimos en busca de Ray”
- “Suban ustedes a su habitación, todavía NO se ha levantado”.- Contestó la madre de Ray y Luke.
Los señores policías subieron la escalera y abrieron la puerta de la habitación. Ray seguía durmiendo, más bien roncando. Uno de los policías lo zamarreó para despertarlo a la misma vez que decía:
- “¡Vamos, dormilón. Tenemos que dar un paseíto hasta Comisaría!”
- “¡Yo, yo NO he hecho nada!” .-Exclamó Ray sorprendido. La verdad es que NO se esperaba que fueran a despertarlo unos hombres de uniforme aquella mañana y en su misma casa.
- “De eso ya hablaremos, amiguito Ray”.- Le dijo el policía.
Ray salió de su casa esposado. Luke se había despertado de repente al escuchar las palabras de los policías en la habitación contigua que era la de su hermano. Siguió tras los policías que llevaban a Ray agarrándolo por los brazos.
- “¡NO pueden detenerlo! ¡NO podéis llevárselo! ¡Él NO ha hecho nada!”.- Gritaba Luke medio corriendo detrás de los polis.
Justo cuando Ray se estaba metiendo en el coche le dijo a su hermano:
- “NO te preocupes. Saldré de éstas en seguida.”

Sobre las nueve de la mañana el comisario jefe de la policía de Kingstoret City interrogaba a Ray llegando a veces a perder la paciencia. El comisario llevaba más de diez años trabajando en la ciudad y era temido por su rudeza y por ser un tipo bastante disciplinario. Ni que decir tiene que se conocía de cabo a rabo el amplio expediente delictivo de Ray Bentley, a quien tenía sentado delante en ese momento:
- “¡…Vamos, maldito canalla, habla! Sabemos que fuiste tú quien lo organizó todo. Sabemos que fuiste tú quien estuvo anoche en casa del profesor Douglas. Tenemos testigos. Unos vecinos os vieron salir de allí.”
Ray ni se inmutaba, permanecía en silencio, sin abrir la boca. Es más, incluso parecía mostrar una sonrisita traviesa como queriendo mofarse descaradamente del comisario que cada vez más estaba perdiendo los nervios.
- “¿Es que NO tienes remordimiento de conciencia? ¿NO tienes sentimientos? Vosotros, los de “La Hermandad” saquearon anoche la casa del profesor, les robaron todas sus pertenencias de valor. Estuvieron a punto de asesinarlo allí, a sangre fría. ¡Malditos cabrones! Lo habéis dejado parapléjico. Aquí mismo tengo el informe médico”-. El comisario cogió unos folios que había enzima de la mesa del despacho y comenzó a leer en voz alta:
“El profesor Martin Douglas, de 68 años de edad, presenta múltiples contusiones en la cabeza que deberán de ser examinadas cuidadosamente puesto que cabe la posibilidad de aparición de daños cerebrales graves. Se observan también grandes hematomas distribuidos por todo el cuerpo, brechas y heridas de aguda consideración, así como tres costillas rotas, piernas destrozadas e importante lesión cervical. En definitiva, el estado del paciente Douglas es grave. Informe realizado por el Doctor Joseph Taylor, Experto en Traumatología, Forense y Cirujano-Jefe del Hospital Central de Kingstoret City. Firmado a fecha de 15 de noviembre de mil noveci…”

El comisario se vio interrumpido cuando estaba nombrando la fecha del informe por una exagerada carcajada burlona y de mal gusto proveniente de Ray. Eso lo sacó de sus casillas, por lo que se lanzó sobre el chico y con las manos le apretó el cuello con todas sus fuerzas gritándole:
- “¡Escucha, hijo de puta, yo NO le veo ninguna gracia a todo esto! ¡Habla, habla, maldito cabrón! ¿Estuvisteis anoche en casa del profesor Douglas? ¿Destrozasteis la casa? ¡Habla o te juro por Dios que te mato aquí mismo!”
El sargento Edward Thomson, se percató de lo que estaba sucediendo en el interior del despacho, entró rápidamente y sujetó al comisario que ya estaba a punto de estrangular a Ray:
- “¡Suéltalo! ¡NO tenemos pruebas! ¿Me escuchas? ¡NO hay pruebas!”
El comisario soltó a Ray que rojo como un tomate por la asfixia comenzaba a oxigenar los pulmones quejándose con fuertes dolores de garganta. NO obstante, el comisario comenzó a gritarle enfurecidamente al sargento:
- “¡Tú, don sabelotodo, NO te metas donde NO te llaman! ¿Cómo que NO tenemos pruebas? ¿Y los testigos?”
- “Los testigos están, pero NO nos sirven ¿Comprendes? NO nos sirven de nada si el profesor se niega a hablar. El profesor, señor comisario, se niega rotundamente a acusar a estos cretinos. Se mantiene en silencio. Si el profesor NO acusa, NO hay acusados ¿Entiendes?”

A media mañana Ray salía por la puerta de comisaría con una sonrisa de oreja a oreja y levantando la cabeza para que le diera el solecito en la cara.
- “¡Ah! NO hay nada mejor que la libertad”.- Dijo moviendo los brazos imitando el aleteo de un pajarillo.
A unos metros frente a él lo esperaban los chicos de “La Hermandad”, en medio de los cuales se encontraba Luke. Todos sonreían, parecían estar llenos de emoción y alegría. Esta vez Ray se sentía una persona importante, grande,… De hecho, tenía ante él buenos admiradores que habían venido desde muy lejos para recibirlo con los brazos abiertos, para felicitarlo por su buen talento creador y para aclamarlo a los cuatro vientos como hombre ilustre del Siglo XX. Uno de esos acérrimos admiradores era su querido hermano, quien se atrevió a romper el silencio para dirigirle la palabra:
- “¡Eh, Ray! ¿Cómo estás, Ray? ¿Cómo es que los polis te han echado a la calle, Ray?”
Tras una breve pausa en la que todos esperaban ansiosos la respuesta, Ray habló:
- “Pues porque decían que NO encontraban pruebas contra mí. Soy inocente”.- Tras estas palabras sonrió y los chicos comenzaron a desternillarse de risa.

La guarida, el refugio, el asilo o como ustedes quieran llamarles al lugar de reunión de los chicos de “La Hermandad”, se situaba precisamente a escasos metros del viejo depósito del que os hablé al principio y en el cual se hallaron ahogado al “irlandés”. Se trataba de un edificio que quedó a medioconstruir porque un día la empresa que realizaba las obras desapareció sin más ni más. Un@s dicen que la empresa constructora quebró y se fue a pique, otros que el Delegado de Urbanismo había discutido con el encargado de las obras,… Lo cierto es que nadie sabía a ciencia cierta el porqué desapareció la empresa constructora. Como las obras quedaron paradas, “La Hermandad” aprovechó para tomar el edificio y adueñarse del lugar. Anteriormente, los chicos de aquella terrible banda, habían tenido varios locales por la ciudad pero los abandonaban de un día para otro. El motivo era que por aquellos entonces la banda NO estaba tan consolidada como en la actualidad, contaba con pocos miembros y éstos eran perseguidos por la poli debido --como es de suponer-- a sus frecuentes fechorías. Hasta que NO entró Ray Bentley como jefe de la banda, ésta NO comenzó a prosperar y a ganar nuevos integrantes. Con la llegada de Ray, “La Hermandad” pronto se convirtió en el primer tema de preocupación de las autoridades, NO sólo de Kingstoret City sino también de todo el condado.

Hacía ya nueve años que Ray era líder de “la Hermandad”. Tenía apenas unos dieciséis años casi recién cumplidos cuando se convirtió en líder de la banda. Era un niño todavía, aún NO se había afeitado por primera vez el bigote, pero tenía la maldad de un adulto. Yo diría que a los dieciséis, Ray ya reunía todas las perversidades más crueles de los emperadores más sanguinarios de la Historia (Nerón, Hitler, Torquemada,…). De hecho, la verdad de la desaparición de la empresa constructora de Kingstoret City, era porque Ray contaminó el agua del viejo depósito con veneno para ratas. Los albañiles y obreros utilizaban el agua del viejo depósito NO sólo para hacer mezclas sino también para beber y para lavarse. Un día sólo apareció por las obras tres trabajadores y el aspecto que presentaban era enfermizo. El resto de los trabajadores se quedaron en sus casas con vómitos y diarreas o fueron trasladados al Hospital. El envenenamiento fue una táctica, una de tantas, que empleó Ray para ocupar el edificio una vez que se fueran los obreros.

- “¡Oye, Luke! ¿A qué hora abre la joyería de la calle Captain Murphy?”.- Preguntó Ray a su hermano mientras tomaban unas cervezas en el refugio de “La Hermandad”.
- “Pues NO sé… Pero hoy NO abre. Hoy es domingo”
- “Perfecto”.- Dijo Ray con una sonrisa maliciosa dibujada en su rostro.
- “¡Oh, Ray, Ray,…! ¿NO estarás pensando…?”
- “Sip, Luke. Tú lo has dicho”
- “¡Oh, vamos Ray! Apenas NO hace ni media hora que acabas de salir de comisaría y ya quieres volver a la actividad. ¡Vamos, Ray, relájate, descansa, siéntate aquí con nosotros!”

Todos los chicos estaban sentados en unos viejos sofales que habían colocado en una de las habitaciones más amplias del edificio. Todos menos Ray que paseaba nervioso por la habitación. De vez en cuando le daba una patada a una lata de cerveza sin importar si estaba vacía o llena, o quién pudiera estar bebiéndola. Por eso, de vez en cuando también se levantaba alguien del sofá e iba a por otra lata al frigorífico, dependiendo de si su anterior lata había sido derramada o NO por el puntapié de Ray. El hecho de que alguien se levantara a cada dos por tres para ir en busca de otra cerveza también ponía nervioso a Luke, quien había deseado la máxima tranquilidad después del gran susto que le había ocasionado la detención de su hermano por la poli aquella misma mañana.

- “¡Eh, chicos, levantad el trasero de vuestros cómodos sofales. NO hay tiempo que perder!”.- Ray había alzado la voz. Eso significaba una orden y quien se negara a cumplirla pagaría sus consecuencias.

Durante el poco tiempo que los chicos habían permanecido en el edificio abandonado que servía de residencia o paradero para “La Hermandad”, Luke había notado que su hermano Ray se había sentido intranquilo y que se asomaba a la ventana repetidas veces para dirigir su mirada inquieta al viejo depósito de agua.
Ahora, mientras caminaban en dirección a la calle “Captain Murphy”, Ray se mostraba más seguro de sí mismo y sonriente. Eso era señal de que las cosas iban a salir bien.

Efectivamente, poco antes del mediodía, los chicos salían corriendo por la misma puerta de la joyería cargados de collares, relojes de plata, piedras preciosas, anillos y otras alhajas.
- “Es preciso que nos dispersemos”.- Dijo Ray a los chicos de “La Hermandad” una vez que se hallaron lejos de la calle “Captain Murphy”. Siempre solía decirles eso para que la policía lo tuviera más difícil a la hora de identificar a los actores del delito o, mejor dicho, a los presuntos delincuentes. Porque, a decir verdad siempre eran “presuntos”; de esta manera lo contempla la Ley, “Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario”[…]

Cuando los dos hermanos quedaron solos Ray le preguntó a Luke:
- “Dime, Luke ¿dónde podemos guardar las joyas? cualquier sitio es seguro mientras NO sea en casa. NO quiero que la pasma registre nuestra casa y encuentre las joyas en caso de que alguno de los nuestros cante.
- “Pues déjame pensar… ¡Ah sí, ya sé! Arriba, en el viejo depósito. Allí NO se atreve a subir nadie.”
A Ray le entró un escalofrío por todo el cuerpo al escuchar las palabras de su hermano pero al pronto comprendió que era la mejor opción.
- “Está bien, Luke. Tú subirás”
Ray le dió a su hermano todas las joyas que llevaba encima pero se quedó con una pulsera de oro blanco laminado y remarcada con incrustaciones de brillantes en tono plateado. La pulsera debía de valer una fortuna. Ray la guardó en uno de los bolsillos interiores de su chaqueta de cuero, concretamente en el mismo en el que llevaba el viejo reloj de Abban O’Hare, “el irlandés” […]

Al llegar a casa ya se podía oler la comida. Ray pensaba que su madre era una buena cocinera. Había echado de menos aquellos exquisitos platos preparados por ella durante su permanencia en el reformatorio penal.

La madre de Ray y Luke era una mujer trabajadora. poco antes de hacer la comida había estado toda la mañana trabajando en la fábrica textil Blue-River Company, situada a dos o tres manzanas de su propio domicilio. La mujer conocía perfectamente lo que tenía que hacer cada día: trabajos de corte y confección, encaje y bordado, etiquetado y estampado,… Llevaba ya 4 años en aquella fábrica. Había entrado a trabajar en ella al poco tiempo de haber fallecido su marido. Su pensión de viudedad NO le daba para mucho y tras un minucioso periodo de prueba en Blue-River Company pudo ocupar un puesto de trabajo. A pesar de todo, el jefe de la empresa NO estaba muy convencido de la labor que pudiera desempeñar ya que comparaba su forma de ser con la de sus hijos, sobretodo con la de Ray al quien tod@s lo consideraban como el mayor y más peligroso delincuente de la historia de Kingstoret City.
Puesto que el jefe de Blue-River Company NO veía con buenos ojos a la viuda de Alexandre Bentley, la obligaba a ir a trabajar incluso hasta los domingos. Aquella mañana dominguera había trabajado bastante duro pero sabía que NO podía abandonar el trabajo ya que dependía de su sueldo para llevar el hogar hacia adelante. También sabía que si dejaba el trabajo nadie, ninguna empresa la iba a contratar, ya que tenía la mala fama de ser “la madre de…”. Aquí lo de “de tal palo, tal astilla” se cumplia a rajatabla pero a la inversa (“De tal astilla, tal palo”). Esto era lo que pensaba la gente de Kingstoret City, una ciudad corroída y corrompida por la envidia, el odio y la avaricia. NO era de extrañar entonces que grupos de violentos surgieran por todos los rincones, por aquí y por allá, como si se tratara de auténticas plagas. Sin ir más lejos, he aquí el grupo de “La Hermandad” un ejemplo clave de ello.

- “¡Mamá, mamá, mira lo que te traigo! ¡Mira lo que he comprado para ti!”.- Ray se dirigió casi corriendo hacia la cocina llevando la pulsera con los dedos índice y pulgar como si de un ratón cogido por el rabo se tratase.
“¡PLAF!” Se escuchó en la estancia de la cocina. La madre le había dado una fuerte bofetada a Ray. En ese momento llegó Luke, quien venía detrás de su hermano. Se encontró con la siguiente escena: Ray con la mano en la cara señalada de rojo a causa del tortazo recibido, quejoso y avergonzado; la pulsera de oro blanco tirada en el suelo; y la madre con voz ronca y seca (casi más propia de hombre que de mujer) diciéndole a su hermano bastante enfadada:
- “¡…Eres una mala bestia! ¡NO tienes vergüenza y NO te mereces el perdón de Dios! ¿Acaso pretendes comprar a tu propia madre con ese capricho asqueroso de pulsera? ¡Anda y házte un favor, devuelve esa pulsera a quien se la has robado! ¡Maldito ladrón sinvergüenza, canalla. Todos los calificativos son pocos para ti! ¡Que por tu culpa estoy quedando yo mal ante la gente! ¡Eres malo como Lucifer! ¡Eres lo peor que me ha pasado en mi vida! ¡Agradece que todavía te ponga un plato de comida encima de la mesa! ¡Ahí tienes tu maldito almuerzo!”.- Reboleó de malas ganas el plato sobre la mesa salpicando el mantel de comida y se fue rápidamente.
Luke quedó petrificado, boquiabierto, sin palabras,… NO se esperaba que su madre fuera a reaccionar así.
- “¡Vete de aquí! ¡Necesito estar sólo!”.- Le dijo Ray a su hermano, pero al ver que éste estaba todavía anonadado volvió a exclamarle:
- “¿Es que NO me has oído? ¡Vamos, deja de estar ahí como un pasmarote y sal de aquí! ¡Lárgate!”.- Era quizás la primera vez en su vida en que Ray le pedía que se fuera de su lado, al menos que recuerde Luke.
- “¡Pe, pe, pero Ray…!”
- “¡Qué te largues! ¡Fuera!”
Luke, se fue con la cabeza gacha y arrastrando lo pies como si fuera un viejo; triste, decaído, sin comprender nada,… […]

Por la noche, minutos antes de que Luke fuera a meterse en la cama, Ray llamó en la puerta de su habitación.
- “¿Sí?”
Ray abrió diciendo:
- “¡Luke, eh, Luke! ¿Qué haces mañana?”
- “Mañana es lunes, tengo que ir al Instituto.”
- “¡Ah! Bueno,…”
- “¿Por qué lo preguntas?”
- “NO, por nada. Verás tenía planes para mañana por la mañana. Tenía pensado ir a comprar un televisor para el local y quería que vinieras conmigo.”
- “Mejor lo dejamos para otro día”.- Contestó Luke bostezando y llevándose la mano a la boca mientras ya con el pijama puesto iba en busca de la cama.
- “Sí otro día. Que duermas bien, hermano”.- Ray apagó la luz y se fue cerrando la puerta. […]

Muchos de los chicos de la Hermandad habían dejado el Instituto o habían sido expulsados. Pero Luke Bentley seguía yendo pese a haber repetido dos veces y NO gustarle mucho estudiar. Su madre le obligaba a asistir a clase. Era una forma de quitarlo de la calle. Todos los días, menos los fines de semana pasaba por delante del viejo depósito de agua para llegar al Instituto. NO obstante, antes tenía que tomar un pequeño sendero de piedras adoquinadas que cruzaba un cementerio semiabandonado. pocos cadáveres se enterraban ya allí, generalmente sólo aquellos que en vida NO podían pagar impuestos o que eran marginados o rechazados por la mayoría de los ciudadanos de Kingstoret City. Todos los estudiantes tomaban el camino directo, asfaltado e iluminado que conducía al Instituto Dr. Julian Percy. Pero Luke iba en bicicleta y NO le importaba coger por el camino más largo y más dificultoso. Esto lo hacía porque, a veces, tenía la intención de faltar a clase y quedarse en el edificio abandonado que ocupaban los de “La Hermandad”. Allí solía reunirse con otros chicos de la banda y jugar a las cartas en compañía además de latas de cervezas y porros.

Aquel día, Luke había decidido ir a clase ya que esto mismo le había dicho a su hermano por la noche, antes de meterse en la cama, y NO quería quedar por embustero.

- “¡Buenos días! A ver chicos, hoy ha llegado un compañero nuevo a clase. Se llama… ¿Cómo te llamas? --El chico permanecía callado y la profesora sintió estar en un apuro-- Bueno, se llama “Hare” o algo así de apellido, NO sé pronunciar muy bien el irlandés.
A Luke se le erizó el bello al escuchar las palabras de la profesora. “Hare”, “irlandés”,… Todo pareció impactante, como una llamada de atención, como una señal de alarma, como una advertencia de peligro, como un jarro de agua fría o como es más: como un puñetazo directo a la mandíbula. Inmediatamente miró con los ojos abiertos y brillantes como dos farolas a aquel sujeto. Era un chico que en principio parecía ridículo por la forma de vestir. Llevaba ropa desgastada y harapienta, pasada de moda, que NO iba con los tiempos. Luke pensó hacía sí mismo: “¡Vaya tio más cateto! Deberá ser tontito. ¡Lo que nos hacía falta, un retrasado-subnormal más en la clase…!” Luke se quedó un poco más relajado al contemplar la figura caricaturesca que presentaba aquel tipo nuevo. Pero NO dejaba de estar tranquilo del todo. Aún NO había apartado su mirada del chico y lo contemplaba con especial atención: desde que llegaron a clase, aproximadamente hacía 10 minutos, aquel chico nuevo apenas se había movido de su asiento, se mantenía rígido y aún NO había mediado palabras con nadie. Su compañero de pupitre se había levantado y se había sentado en otro sitio. […]

Ray Bentley había pasado aquel día aburrido como una ostra. Aquel lunes, aquel primer día de la semana, había empezado mal. Los chicos de la Hermandad NO aparecían por el local. Ray pensaba que la mayoría se encontraría trabajando o estudiando en el Instituto como su hermano Luke. Él ya NO estaba en ningún instituto. Tenía 22 años, tres más que su hermano y aunque tuvo la oportunidad de continuar sus estudios en el reformatorio, los había abandonado. Pensaba que con lo que sabía, sabía bastante. Ahora se dedicaba a tirar piedras a unas latas de cerveza que había colocado sobre una valla de hormigón. Había planeado dar un golpe a una popular Compañía de Seguros de Kingstoret City. Pero hacer un atraco se le antojaba un poco complicado sin la ayuda de los chicos. También habían pasado por su cabeza ideas geniales tales como ir a darle un escarmiento, o mejor dicho, una “pequeña sorpresita” al comisario jefe de la policía en agradecimiento por haberle detenido e interrogado en la mañana del domingo. Pero volvía a surgirle el problema y es que sin la ayuda de los muchachos NO podía hacer nada.

Al ponerse el sol, su hermano Luke se encontró con él frente a la entrada del edificio abandonado. Luke venía de vuelta del instituto.
- “¡Cuánto has tardado! Te he estado esperando un siglo”
- “Es que tengo clases por las mañanas y por las tardes.”
- “¡Ajá! ¿Y qué?, ¿cómo te ha ido en el Instituto hoy?”
- “Bien, me parece. ¡Ah! Ha entrado un chico nuevo. Un tipo muy raro.”
- “¿Quién es?”
- “Pues NO sé cómo se llama. NO habla nunca, yo creo que es mudo o que le ha comido la lengua el gato. La maestra dice que tiene apellido holandés o irlandés, NO me acuerdo.”
- “Bueno, pues ya tienes a alguien más para gastarle una broma ¿NO?”
- “Si y además tiene pinta de tontito ¡Ja, ja, ja, ja!”.- Los dos hermanos empezaron a reírse.
Al volver a casa con su hermano, Luke se sentía más seguro. Sabía que tenía que atravesar el viejo cementerio. NO es que le fuera a pasar algo si atravesaba sólo por aquel campo santo, pero le daba mala espina y más cuando ya se estaba poniendo el sol. Hay que tener en cuenta que en aquella época otoñal del mes de noviembre anochecía pronto. […]

El martes fue muy parecido al lunes para Ray Bentley salvo que en aquel día contaba con la compañía de Teddy “el mestizo”, quien a las diez de la mañana se había dejado aparecer por el local con una furgonetita en la cual llevaba inscrita el anagrama de “Philip Brothers – Equipment CO.”

Para Luke el martes en el Instituto también fue muy parecido al día anterior. Había decidido ir a clase simplemente porque le picaba la curiosidad. quería saber algo más sobre aquel misterioso chico nuevo. A pesar de su esfuerzo, NO logró descubrir mucho más y aquello ya comenzaba a parecerle aburrido. A veces tenía la impresión de que se había convertilo en una vieja chusma, en una cotilla.
Al kaer la tarde, Luke montaba de nuevo en su bicicleta para regresar a casa. NO sabía cómo había resistido permanecer en clase hasta el final; tal vez porque quería aparentar ante su hermano que era un chico responsable. Normalmente solía saltarse las clases y salir dos horas antes, después del almuerzo. Mientras pedaleaba iba pensando que ojalá si estuviera su hermano o alguien de la banda en el local. NO quería que NO hubiese nadie cuando pasase por allí y tener que atravesar el antiguo cementerio él solo. Cada vez que esto ocurría marchaba más a prisa, le daba más rápido a los pedales. Verdaderamente aquel cementerio casi en abandono y medio en ruinas le daba muy mala espina. Nunca le había hecho ni pizca de gracia.
En realidad, todo aquel paraje estaba en desolación. Todo cuanto rodease al viejo depósito de agua estaba descuidado por la mano del Hombre, abandonado o en proceso inmediato de abandono: el edificio, el cementerio, el mismo depósito,… Era como si hubiera caído una maldición en aquellos lugares de las afueras de Kingstoret City.

Luke se puso contento al llegar al edificio pues su hermano, Teddy “el mestizo” y dos o tres chicos más estaban allí sentados en el porche.
- “Voy a coger una cerveza, estoy muerto de sed.”.- Luke dejó la bicicleta tirada en el suelo y se dirigió hacia el frigorífico. Pero cual sería su sorpresa que cuando entró en la habitación se encontró con un enorme televisor encendido sobre la mesa que servía para jugar a interminables partidas de cartas.
- “¿Qué, qué, qué es ese televisor?”.- Decía Luke nervioso y lleno de emoción mientras salía corriendo del interior del edificio.
- “Pues un televisor, como tú mismo has visto”.- Contestó Ray que seguía sentado en el porche junto a Teddy y los otros chicos.
- “Te dije que iba a conseguir uno”
- “¿Y cómo, cómo,…?”.- Luke seguía emocionado y casi NO podía hablar. Los chicos reían al verlo tan nervioso y su hermano le explicó:
- “Verás, hermanito. Esta mañana apareció por aquí nuestro amigo Teddy con la furgoneta de su empresa. Por lo visto hoy NO trabajaba ¿Verdad Teddy? --Teddy asintió con la cabeza-- Y aprovechando que tenía la furgoneta en nuestras manos fuimos a una tienda de electrodomésticos para pedir prestada esa televisión”.- Ray siempre hablaba de “pedir prestado” cuando se trataba de robar.
- “¡Oh, Ray eres el número uno!”.- Luke le dió un abrazo a su hermano lleno de alegría.
- “¡Ya, ya, ya vale! NO seas tan cariñoso pequeñajo. ¡Ah! Aún hay más. Para celebrarlo, hemos avisado a todos los chicos de “La Hermandad”. Están a punto de venir. Tenemos pensado hacer esta noche una fiesta de bienvenida a nuestra amiga la televisión.”
- “Estupendo, ya nos hacía falta divertirnos ¿eh, Ray?”
- “¿A caso hemos parado alguna vez de divertirnos, Luke?”.- Respondió Ray haciéndose el orgulloso y dándoselas de persona importante. Todos echaron a reír.

Efectivamente, aquella misma noche los chicos de “La Hermandad” se reunieron en el edificio. Habían llevado, además de bebidas y cannabis, chicas para hacer más divertida la fiesta. En total eran un@s 30 jóvenes en aquel local. En la tele estaban echando un interesantísimo partido de rugby, los Jaguars de Colorado contra los Blacks de Arkansas, pero llegó un momento en que nadie miraba la pantalla. Tod@s bebían y fumaban yerba mientras reían contándose anécdotas.
Los minutos y las horas pasaban casi sin darse cuenta. Algunos chicos tuvieron que marcharse puesto que al otro día tenían cosas que hacer. Unos se iban porque tenían que ir al otro día al Instituto, otros porque tenían que trabajar y otros porque se habían puesto demasiado ciegos.

Después de la media noche la fiesta quedó más calmada y silenciosa. Habían apagado la luz de la habitación donde estaban los que aún quedaban, los que aún se resistían a marcharse. Tan sólo la luz proveniente de la pantalla de la televisión iluminaba pobremente la habitación. Algún que otro chico se veía abrazado a alguna chica en plan sentimental o romántico. Los besos en la semioscuridad fluían entre los ardientes labios que a la pasión y al deseo eran entregados. Besos envueltos por cortinas de humo con aroma de marihuana. Besos cálidos provenientes de un ambiente de amor loco, sin pensamiento y desenfrenado. Luke, rompió el silencio, rompió el encanto y la magia de la noche diciendo:
- “He visto a Abban O’Hare el “irlandés”.
Tod@s dejaron de quererse en ese momento para fijar la mirada en la persona de Luke Bentley.
- “¿Qué demonios estás diciendo?”.- Preguntó muy seriamente su hermano Ray deshaciéndose de los brazos de dos chicas que lo rodeaban amorosamente.
- “Que-he-vis-to-al-“ir-lan-dés”.- Repitió Luke con voz clara, elevada y pausada entre sílabas para que se entendiera con facilidad.
- “Mira muchacho, tú estás flipando, tú alucinas. Estás delirando ¿NO te das cuenta de que la yerba que has fumado te ha dejado caos?”.- Intervino Teddy “el mestizo” frotando la punta del dedo índice sobre su sien con la intención de poner a Luke por loco.
- “NO es la yerba. Estoy diciendo que lo he visto.”
Ray se levantó del sofá, se asomó por la ventana que estaba en la pared opuesta y miró hacia el viejo depósito de agua que desde allí se divisaba. Todos siguieron con la mirada los movimientos de Ray. Esperaban una respuesta del cabecilla de “La Hermandad”. Tras un breve intervalo de silencio, este pronunció:
- “Eso es imposible”
- “¡Ah! ¿Y cómo sabes tú que es imposible”
- “¡Es imposible porque fui yo quien lo mató!”.- Contestó Ray perdiendo la paciencia y medio gritando.
- “¿Tuuuuú?”.- Interrogó Luke como si pareciese tonto.
- “¡Escucha, imbécil! Yo fui quien mató a ese mierda de “irlandés”. Prueba de ello es su reloj. El reloj que llevo siempre conmigo --En ese mismo instante Ray sacó el reloj del bolsillo interior de su chaqueta de cuero y se lo mostró a Luke y a los demás chicos que anonadados y boquiabiertos parecían NO creerse lo que estaban escuchando-- ¿Cómo te crees que conseguí este reloj?”
Todos, incluso Luke que se dió cuenta del daño moral que había ocasionado a su hermano, permanecían en silencio. Ray continuó hablando más enfurecido que nunca:
- “¡Yo maté a ese cabrón llamado Abban O’Hare. Ahora el está muerto y enterrado y yo tengo su puto reloj!”.- Ray había perdido el control, se asomaba casi con medio cuerpo fuera de la ventana señalando con el reloj hacia el viejo depósito de agua; gritando como un poseso, echando maldiciones, rabioso, al rojo vivo,…
A Luke le daba miedo cuando su hermano se ponía así. Era como cuando le estaba pegando al profesor Douglas. Ray lo golpeaba con fuerza, sin escrúpulos, como si fuese un saco de patatas. Esa furia interior de Ray era lo que le daba verdadero pánico a Luke, pues cuando surgía tal ira NO conocía a su hermano.

Poco a poco Ray se fue tranquilizando y cuando se volvió apartándose de la ventana, Luke preguntó tímidamente y confuso, apenas con un sutil y agudo hilo de voz:
- “¿Pe, pe, pero entonces,…? ¿Ese chico extraño que ha llegado al Instituto…?”
- “Nada. Te habrás equivocado de persona. Ya has oído lo que te acabo de decir. El “irlandés” NO existe. Está muerto”

Ray se dirigió poco a poco hacia el mismo sofá del cual se había levantado. Se mostraba calmado, había recobrado su aspecto normal. Caminaba como si fuese un guerrero agotado o fatigado después de una larga batalla.
- “Tú, traeme una cerveza del frigorífico. Necesito un trago”.- Le dijo a una de las chicas del sofá.
Aún llevaba en la mano el viejo reloj pero cuando se sentó y fue a guardarlo en el bolsillo interior de su chaqueta lo miró y se dió cuenta de algo realmente asombroso:
- “Vaya, vaya,... El maldito reloj está andando. Después de tantos años que ha estado parado ahora comienza a funcionar. Teddy ¿Qué hora es?”
- “La una y veintisiete minutos”
- “¿Estas seguro?”
- “Sí, seguro, Ray”
- “¡Qué coincidencia! Justo la hora que marca también este reloj. Ya NO me hace falta ponerlo en hora ¡Ja, ja, ja, ja!”.- Ray empezó a reírse; NO se sabe muy bien porqué, tal vez porque se puso contento al saber que el viejo reloj volvía a funcionar. La risa al principio NO era tan intensa pero luego se convirtió en grandes carcajadas.
A Luke le entró miedo al saber que el reloj que había pertenecido a Abban O’Hare comenzaba a funcionar. Ese miedo se hizo mayor al contemplar la risa alocada y sin sentido de su hermano. Con lo cual, salió corriendo en busca de su bicicleta, se montó y huyó de allí todo lo más rápido que pudo. Pero, mientras pedaleaba, en su cabeza retumbaban las endiabladas carcajadas de Ray que aún seguía riéndose en aquella habitación del edificio. Ray seguía y seguía desternillándose de risa. Esta vez sus carcajadas sonaban en el silencio de la noche más fuerte que nunca y es que la rápida y espontánea huida de Luke también le produjo risa.
- “¡Sí, márchate de aquí! ¡Ja, ja, ja! ¡Véte con mamaíta! ¡Ja, ja, ja, ja! Tú, Luke, siempre fuiste un gallinas ¡Klo, klo, klo, klo, klooó! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja, ja,…!”.- Ray reía y reía después de imitar a la gallina.

Poco a poco los chicos se fueron largando hasta que al final quedaron solos en el local Ray Bentley y Teddy “el mestizo”. Teddy era para Ray como su ojito derecho, era su persona de confianza, su mejor amigo de entre todos los integrantes de “La Hermandad”. Sabía bastante bien que nunca lo iba a traicionar. En cambio, Luke, pese a ser su hermano era inseguro para tomar decisiones y eso era una debilidad para un miembro de una banda de delincuentes juveniles. Por esa razón, Ray NO confiaba plenamente en su hermano.

Ray esperó un rato para asegurarse de que NO quedaba nadie en el local y en un momento de absoluto silencio le habló a Teddy:
- “Oye, Teddy. Quiero que investigues a ese chico nuevo del que habla mi hermano, ese que ha llegado hace poco al Instituto. Quiero saber quién es realmente, a qué se dedica, cuando come, cuando duerme y hasta kuándo va al retrete. Quiero saberlo todo de él”
- “Tranquilo, Ray. Eso está hecho” […]

NO sólo fue Teddy quien se dedicó a investigar sino que también Luke Bentley quiso sacar conclusiones. Digo “quiso” porque muy bien parado NO salió, ya veréis porqué. A la mañana siguiente salió de casa con su mochila sobre la espalda para hacer creer a su madre que marchaba hacia el Instituto. Pero aquel día decidió faltar. En su cabeza rondaba una idea; una idea que tal vez poniéndola en marcha pudiera aclarar las cosas. Luke tenía algo de esperanza. Por la noche NO había dormido bien. NO pudo conciliar el sueño. En su mente volvía una y otra vez las risas de su hermano. Sentía que había quedado en ridículo ante él y ante los demás chicos de la banda. Había dado muestras de cobardía al salir huyendo del edificio y eso suponía el desprecio, el rechazo, la desaprobación de los chicos y, lo más seguro, su expulsión de “La Hermandad”. Al ser consiente también de que había defraudado a su hermano, le hubiera gustado pedirle perdón. Pero Ray NO regresó, había pasado la noche fuera de casa.
Todas estas cosas iba pensando Luke mientras tomaba con su bicicleta una calle transversal a la Avenida Wallington. La calle en sí resultaba bastante atractiva, merced sobre todo a las bonitas casas que se encontraban a ambos lados. Se trataba de pequeñas viviendas de origen extranjero. Allí vivían gran cantidad de personas provenientes de Europa y parte de Asia septentrional. Una de esas casas era la de la familia O’Hare, donde se dirigía Luke.

Minutos más tarde Luke golpeó dos o tres veces la puerta con un pesado picaporte, que representaba una cruz celta típica de Irlanda. Un hombre bastante alto y corpulento salió del interior de la casa. Era rubio, con el pelo alborotado y mal recortado. Vestía traje de corbata, por lo que Luke intuyó que salía para el trabajo en aquel momento y que, por tanto, disponía de poco tiempo.
- “¡Hola! Soy Lu, Luke Bentley”.- Dijo el muchacho tendiéndole la mano y con una sonrisa nerviosa dibujada en su rostro. Al ver que aquel hombre NO le daba la mano y lo miraba muy seriamente, se arrepintió de haberle dicho su nombre y mucho más de acudir a aquella casa. Pero ya NO podía dar marcha atrás, tenía que seguir con el plan que se había propuesto.
- “¿Es, es, es usted el padre de Abban O’Hare?”
- “Sí”.- Respondió el hombre después de una pausa que parecía ser interminable para Luke, que sudaba como un esclavo y estaba rojo como un tomate en aquel momento.
- “¿Y, y, y lo ha visto?”.- Interrogó de nuevo el muchacho lleno de vergüenza.
El hombre NO cambiaba la expresión de su rostro. Es más, parecía estar un poquito más serio. Al ver que NO contestaba, Luke volvió a decirle con la misma sonrisita idiota y con cara de niño bueno:
- “Te, te, te lo pregunto porque yo sí lo he visto. Lo he visto en el Instituto, está en mi clase ¿Sabes?”
En ese preciso instante estalló la bomba. El hombre, que era hombre, dejó de serlo y se convirtió en bestia. Le propinó tal puñetazo a Luke que lo lanzó de espalda y éste vino a caerse sobre la bicicleta que estaba tirada a sus espaldas. Luego, el hombre convertido en bestia levantó a Luke cogiéndolo por el cuello como si fuera un muñeco de trapo y sin soltarlo lo estampó contra la pared gritándole:
- “¡Escucha, maldito estúpido hijo de puta! ¡Mi hijo, mi único hijo, está muerto. Lo asesinasteis vosotros! ¡Y ahora, imbécil, lárgate de aquí porque te juro por Dios que como te vuelva a ver te arranco la cabeza!”
El hombre soltó a Luke y éste cayó al suelo medio asfixiado y con un fuerte dolor de cuello […]

Teddy “el mestizo” NO logró descubrir mucho más que el malparado Luke. Se había dirigido hacia la entrada del Instituto. En un principio decidió esconderse tras unas palmeras para vigilar desde allí si pasaba o NO pasaba aquel chico extraño. Por su mente pasaban cientos de ideas: “…Y bueno, ¿y si al chico nuevo le dá por faltar hoy?”, “¿Y si ha entrado ya al Instituto y yo NO lo he visto?”, “¿Y si pasa y yo NO me doy cuenta?”,…
Llegó un momento en el que había perdido la paciencia, por lo que salió de detrás de las palmeras y empezó a preguntar a algún@s chic@s que iban entrando en el Instituto:
- “¡Oye! ¿Hay por casualidad un chico nuevo en tu clase?”
- “NO, que yo sepa…”.- Le contestaban un@s medio dormidos todavía.
Teddy volvía a preguntar a otr@s chic@s:
- “¡Oye! ¿Ha llegado algún irlandés en estos días a tu clase?”
- “NO, NO ha llegado ninguno”.- Solían responder.
- “¡Oye, chaval! ¿Has visto algún chico nuevo en tu clase?”
- “NO, yo NO he visto a nadie”

Teddy quiso entrar en el Instituto pero NO podía hacerlo ya que estaba prohibido para las personas que NO estuviesen matriculadas. Era una norma que habían regularizado en todos los colegios e institutos de Kingstoret City para que NO vendiesen drogas en las aulas y en los pasillos.
Poco a poco, Teddy se iba aburriendo de hacer preguntas. Y cuando ya se hubo rendido del todo sucedió lo impensado: había visto la luz. Así se quedó Teddy cuando vió lo que vió, con la boca abierta (que podía haberle entrado una mosca) y con los brazos caídos (que podían haberles llegado al suelo). Un chico algo sucio y malvestido pasó por delante de sus narices, con la mirada perdida; sin hacer apenas ruido al andar; casi levitando, como si se hubiera fumado un buen canuto,…
Durante todo el día Teddy “el mestizo” NO se movió de la entrada del Instituto, quería ver salir a ese chico extraño y seguirle el rastro para saber a dónde iba, cuál era su casa,…

Ray Bentley esperaba, NO sabía muy bien qué: novedades, planes para un atraco, tal vez que su hermano apareciese por el local,… Lo cierto era que esperaba impaciente. A cada instante sacaba del bolsillo interior de su chaqueta el viejo reloj plateado y miraba la hora o se lo ponía en la oreja para escuchar el “tic-tac, tic-tac”. En ningún momento había salido del edificio y se desesperaba cada vez más. Daba pequeños paseos por la habitación donde estaba el frigorífico y la televisión y de vez en cuando se asomaba por la ventana observando aquel gigantesco y viejo depósito de agua.
“A saber cuántos carpinteros habrán trabajado en la construcción de la torre de madera”.- Se preguntaba para sus adentros Ray refiriéndose a la torre que sostenía dicho depósito.
Para matar el aburrimiento, había intentado hacer solitarios con las cartas o ver la televisión; pero ni para lo uno ni para lo otro lograba concentrarse.

Por fín ya cuando se estaba poniendo el sol, instantes previos al anochecer, apareció Teddy por el local:
- “¡Ray, Ray, tengo noticias!”.- Decía mientras entraba corriendo en el edificio.
- “Díme, Teddy ¿Qué has descubierto?”
- “El, el chico ese. El nuevo…”
- “¿Sí?”
- “Lo he visto”
- “¿Y cómo es?”
- “Pues es muy raro. Camina como si fuera un sonámbulo. Va zombie perdido. Yo creo que se droga, lo más seguro. Eso es, va drogado hasta las cejas”
- “Aparte de eso ¿Qué aspecto tiene?”
- “NO muy bueno, que digamos. Parece como si estuviera enfermo. Le falta pelo en la cabeza y sus ojos NO tienen brillo. Está muy pálido, sucio que apesta y bastante delgado. Viste ropa vieja y fea”
Hubo un momento de pausa en el cual Ray estuvo meditando y asimilando la descripción que había dado Teddy sobre aquel chico extraño.
- “¡Ah, Ray! Aún hay más. Ese chico pasa por aquí mismo después de salir del Instituto. Lo he estado siguiendo.”
- “¿Ah, sí? ¿Y a dónde va?”.- Preguntó Ray intrigado.
- “Pues NO lo sé. Le perdí el rastro en cuanto estaba pasando por el cementerio. Era como si supiese que yo le estaba siguiendo y echase a correr. NO me lo explico, de repente se esfumó y ya NO lo volví a ver más”
- “NO importa. Se me ocurre una idea. Démosle una grata sorpresa a ese tipo. ¿NO dicen que está sucio? Pues más limpito va a quedar” […]

Al amanecer del día siguiente la mayoría de los chicos de la Hermandad se reunieron en el edificio abandonado, donde como ya es sabido, tenían su sede. Hay que decir en esta historia que la hora de entrada en los colegios e institutos en Kingstoret City es sobre las 9:00 am. Ray había ordenado a Teddy “el mestizo” a que se mantuviera escondido entre la maleza que bordeaba el pequeño sendero de piedras que cruzaba el cementerio y que le avisara en cuanto pasara por allí el chico extraño. Teddy había dicho el día anterior que aquel chico pasaba por allí para ir al Instituto.
Mientras Teddy daba el aviso, los muchachos de “La Hermandad” permanecían silenciosos en el interior del edificio. Ray NO quería que cuando estuviese cerca el chico extraño se percatase de que había gente allí. Por eso, ni siquiera dejó que encendieran el televisor y mucho menos que se asomasen por las ventanas. Todos estaban sentados en los sofales y callados como momias.
Pocos minutos antes de las 9:00 am. Teddy llegó al edificio diciendo:
- “Ya ha pasado”
- “¿Está lejos de aquí?”.- Preguntó Ray.
- “Sí, ya tiene que estar casi entrando en el Instituto”
- “Bien. Pues chicos, manos a la obra”

Cada chico cargaba con un pico y una pala. Ray había señalado el lugar idóneo para cavar. Se trataba de un cuadrado de 2’50 metros, aproximadamente, tanto de ancho como de largo. Prácticamente el trazado del cuadrado cortaba un tramo del pequeño sendero de piedras adoquinadas.
Los chicos comenzaron a cavar y a los pocos minutos ya estaban sudando. Primero habían quitado las piedras que estaban coloradas en forma de adoquines y luego siguieron removiendo el suelo, pero la tierra estaba muy dura.
- “¡Oye, Teddy! Tráete la excavadora de tu padre”.- Dijo Ray.
- “De eso ni hablar. El otro día le cogí la furgoneta de la empresa y NO veas cómo se puso. Me echó una bronca que todavía tengo los oídos sordos de las voces”
El padre de Teddy era dueño y jefe de la empresa “Philip Brothers – Equipment Co.” que se dedicaba a trabajos de movimientos de tierras. Después de tanto discutir, al final Ray logró convencer a Teddy:
- “…Y NO olvides de traerte también las llaves inglesas.”
- “Si, jefe. ¿Algo más, jefe?”.- Preguntó Teddy con cara de pocos amigos.

A los tres cuartos de hora apareció Teddy “el mestizo” conduciendo una retro-excavadora “Torfesa”, último modelo. En su parte delantera llevaba una pala cargadora y en la trasera un brazo excavador.
Teddy tocó la bocina para que los chicos se apartaran de la zona señalada y puso en marcha la máquina. Ésta comenzó a excavar una zanja y en cuestión de menos de una hora había terminado el trabajo deseado; el cual consistía en un pozo cuadrado de tres metros de profundidad. La misma retro excavadora se llevó la tierra sustraída para depositarla lejos del lugar. A continuación los chicos trajeron unos sacos de cemento que los albañiles habían dejado en el edificio cuando lo abandonaron años atrás. Con el cemento hicieron mezcla y recubrieron las paredes y el fondo del pozo.
- “¡Estupendo, chicos! Ahora sólo falta conducir el agua hasta aquí”.- Dijo Ray maravillado.
- “¿Y cómo lo vamos a hacer?”.- Preguntó uno de los chicos de la banda.
- “Pues, tenemos que aflojar con las llaves inglesas el sistema principal de canalización del viejo depósito y desviarlo hasta aquí. Para eso tenemos que quitar primero los empalmes de las tuberías conectadas al tubo principal.”
- “¿Y qué ocurrirá con los agricultores que riegan sus tierras?”.- Preguntó otro de los chicos.
- “Tardarán tiempo en darse cuenta de que tienen avería. Lo considerarán como un corte de suministro de agua. Suele ocurrir cuando los biólogos hacen pruebas de agua.”
- “¡Oh, eres un genio, Ray! ¡Esta idea es magnífica!”.- Exclamaban algunos de los chicos llenos de admiración.

Los chicos trabajaron duro durante aquel día y hasta NO entrada bien la tarde NO terminaron completamente lo que tenían que hacer. Primero cerraron la llave de paso o, lo que es lo mismo, la válvula principal del depósito. Esta válvula era la que permitía la salida de agua a través de la tubería principal. El viejo depósito fue construido a finales del Siglo XIX por lo que su mecanismo era bastante sencillo. Tan es así que los chicos tardaron poco tiempo en desconectar los tubos que estaban unidos a la tubería principal mediante una serie de válvulas dispensadoras de segundo órden. Una vez que desconectaron aquellos tubos que, dicho sea de paso, eran los que conducían el agua a los campos de los agricultores, unieron un tubo de material plástico de aproximadamente 50 cm de diámetro al tubo principal. Aquel tubo de material plástico medía unos 60 metros de largo, por lo que llegaba con facilidad al pozo cuadrado que los chicos habían construido en el sendero de piedras. El pozo estaba situado justo en el punto medio del sendero entre el edificio y las primeras sepulturas del cementerio.

He de mencionar que aquel día había amanecido con normalidad: cielo despejado, un poco de sol, nada de viento,… En definitiva, parecía que iba ser un día esplendoroso. NO obstante, a medida que avanzaba la mañana, el día fue empeorando y tiñéndose de gris. Era un día de esos en los que parecía que iba a llover. Pero por alguna razón, las nubes NO dejaban caer ni gota de agua. El viento agitaba las ramas de los árboles haciendo que sus hojas, ya secas por el clima de otoño, cayesen al suelo sin remedio. El viento, ese maldito viento, ese viento del diablo era tal vez lo que estaba poniendo nervioso a Ray. Ray NO paraba de mirar la hora en aquel viejo reloj plateado que sacaba una y otra vez del bolsillo interior de su chaqueta. Él lo controlaba todo, todo menos el tiempo y las desavenencias del tiempo. Él había salido airoso de mil atracos, había vencido en mil batallas callejeras, había escapado mil veces de la policía, pero NO podía ganarle la partida al tiempo. Si lo hubiera hecho, NO habría pasado ni un minuto de su vida en el reformatorio estatal.

- “¡Ok, muchachos! ¡Abrid la llave de paso! ¡Tenemos que llenar la piscina!”.- Ordenó Ray a las tres de la tarde.
- “¡Eh, Ray! ¿Saldrá bien esta historia?”.- Preguntó Teddy un poco preocupado.
- “Yo espero que así sea, Teddy. Nosotros nunca fracasamos. ¿Quedan bidones de aceite en el edificio?”
- “Creo que sí”
- “Manda a los muchachos que vayan por ellos”

Cuando el pozo estuvo lleno de agua proveniente del viejo depósito, los chicos untaron aceite a los bordes. Más que aceite era grasa para máquinas de la construcción. Los albañiles solían utilizarla para aplicarla a engranajes, ejes, roscados, etc. Una vez que los bordes del pozo estuvieron plenos de grasa, los chicos colocaron encima del pozo una especie de soporte hecho con listones de madera muy finos que se cruzaban entre sí. Sobre los listones descansaban piedras adoquinadas; con lo cual, disimulaba el hecho de que allí pudiese haber un pozo.
- “Es la mejor trampa que he visto en mi vida”.- Afirmó uno de lo chicos.
- “Ahora lo que hace falta es que ese tipo raro caiga en ella cuando pase por aquí”.- Dijo Ray mirando de nuevo el reloj.
- “Veréis la panzá de reír que nos vamos a meter cuando ese tontito caiga”
- “¡Ja, ja, ja, ja!”.- Los chicos empezaron a reír imaginándose con antelación los hechos.

En toda banda de delincuentes juveniles existe la obediencia ciega al líder. En este caso, los chicos cumplían a rajatabla todo cuanto ordenase Ray. Éste pretendía cazar al chico nuevo que había llegado al Instituto y para ello NO le importaba todo el gasto de energía, agua, cemento, grasa, etc, que hubiese sobre la Tierra. Tampoco le importaba lo más mínimo todo el esfuerzo de los chicos en la construcción de aquel pozo. En su mente tan sólo primaba la idea, tal vez absurda, de atrapar a aquel chico extraño. El porqué es algo que todavía a día de hoy NO se logra explicar. Hay gente que cuando se le mete algo por la cabeza va a por todas y NO hay quien le pueda hacer cambiar de opinión. Hasta que NO consiga lo que quiere, NO para. Pues eso mismo le ocurría a Ray. Era una persona muy caprichosa. Había veces que se empeñaba en robar tiendas difíciles, de alta seguridad, con sistema de alarma y hasta con cámaras de vigilancia provistas de iluminadores infrarrojos. Aún así salía siempre triunfante de los robos […]

Ya cuando el día estaba oscureciendo, los chicos de “La Hermandad” se ocultaron entre los matorrales y la maleza de ambos lados del pequeño sendero de piedras. Teddy “el mestizo” estaba junto a Ray Bentley quien le preguntó en una ocasión:
- “¡Oye, Teddy! ¿Falta mucho para que ese tipo pase por aquí?”
- “Ya está casi a punto. Hará más o menos media hora que saldría del Instituto. Lo que pasa es que como camina tan lento…”
- “Comprendo. Ya casi NO se ve”
Era cierto, entre que el día se había puesto feo y que en aquella época solía anochecer pronto, cada vez la iluminación era menor. Eso les beneficiaba a los chicos, ya que para nada se notaría dónde estaba la trampa que habían preparado.

El viento silbaba con fuerza. Su silbido parecía la melodía del infierno. De vez en cuando se veía algún que otro matojo seco volando por el descampado. Todo ese panorama tenía ensimismado pero a la vez nervioso a Ray.

… Hasta que por fin apareció caminando (más que caminar parecía acariciar el camino de piedras) aquel o aquello quien fuera que fuese. Digo “aquel” o “aquello” porque parecía NO alterarse con el zumbido del viento. Parecía algo NO humano. A cualquier persona de este mundo le molestaría el viento, cerraría o encogería al menos los ojos. ¿Qué era realmente aquello?
Su caminar, extraña forma. Apenas se notaban los movimientos, el estiramiento de los músculos en cada paso, el “balanceo”, de los brazos y caderas… parecía un alma en pena vagando solitariamente por la tierra, sin un destino fijo a donde ir...

- “Mira, Ray. Ya está a punto de caer en la trampa”.- Le susurró Teddy al oído.
Justo en ese momento pasó lo extraordinario del caso, lo increíble. Aquel tipo extraño, se detuvo en el mismísimo borde de la trampa, sin mirar al suelo. En ningún instante miró al suelo. Quedó parado durante un minuto aproximadamente; inmóvil, parecía una estatua. Y, después de ese intervalo de tiempo, sin bajar la mirada, dió un rodeo a la trampa y NO cayendo en ella prosiguió su camino.
- “¡IMPOSIBLE!”.- Gritó Ray rabioso y consternado al mismo tiempo, a la vez que salía de su escondrijo. Teddy intentó frenarlo:
- “¡NO, Ray, NO salgas, quédate aquí!”
Pero ya era demasiado tarde.

Ray salió corriendo tras aquel tipo extraño y cuando estaba cerca, casi a punto de alcanzarlo, le gritó:
- “¡Eh, tú, párate ahí!”
El tipo se detuvo. Estaba de espaldas pero lentamente se dio la vuelta. cuando Ray le vió el rostro quedó horrorizado. Sus ojos apenas tenían brillo.
- “¿Cómo pretendes matar a quien ya está muerto?”.- Dijo el chico extraño con una voz débil y casi apagada que a cualquiera que la oyese le daría miedo. Por primera vez en su vida Ray sintió miedo, verdadero miedo. En ese momento en el que el pánico, el terror, puede más que uno, Ray echó a correr hacia atrás con tal mala suerte que cayó en su propia trampa.
Los chicos, incluyendo a Teddy, se habían quitado de en medio al contemplar tal espanto.
Ray había estado cavando su propia tumba.

Horas más tarde la policía sacaba el cadáver de Ray del pozo construido en aquel tramo del pequeño sendero de piedras. Su reloj, aquel viejo reloj plateado, que años atrás había pertenecido a Abban O’Hare el “Irlandés”, marcaba las once y cuarto de la noche.
Era las once y cuarto de la noche del 19 de Noviembre de 1981. ¿Coincidencia o casualidad? En vosotr@s dejo la respuesta.

FIN
Relato escrito por Marin El Punki – Perro Loko.