A veces es bueno dar una segunda mano
de pintura a lo que estemos pintando. Un repaso, aunque sea somero,
nunca está de más. Lo mismo ha de ocurrir en nuestras vidas; a
veces es conveniente que nos paremos y nos sentemos a reflexionar
para darle un repaso a nuestras acciones. Recapacitemos y
purifiquemos nuestras almas de tal forma que cuando volvamos a
retomar el camino de la vida, sepamos por dónde andamos y por dónde
pisamos.
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