viernes, 29 de noviembre de 2013

La palabra de un hombre

“Te doy mi palabra”, “Palabra de honor”, “Palabrita del niño Jesús”,…

¿Cuánto vale hoy día la palabra de un hombre? ¿Cuánto valía antes?

Cuentan l@s viej@s que antes NO había reloj. El/la que llevaba un reloj era porque tenía dinero, era un privilegiado. Pero cuando alguien decía a alguien: “Hasta mañana al amanecer”, allí estaba el tío al otro día al despuntar la aurora.
Hoy día si eso sucediera sería un milagro, porque lo mismo el tío llega tres cuartos de hora tarde que ni siquiera aparece. Y eso que raro es el/la que NO tenga reloj.
Decidme ahora: ¿Qué valor tiene la palabra? ¿Cómo puede un@ fiarse de lo que pueda prometer el/la otr@?

Las vidas de las personas siempre han dependido de sus lenguas. Hasta hace poco, todo el mundo pagaba sus consecuencias según lo que había dicho, promulgado, divulgado, trasferido, informado, comunicado, promovido, mencionado, rumoreado,… Incluso l@s habían que eran señalad@s por injurias o blasfemias.
Hoy día ni siquiera se exige una justificación. NO veo arrepentimiento alguno en las personas que faltan a su palabra. Es más, hay listill@s que se dedican a abrir el pico para manifestar a l@s demás: “Tú haz lo que yo digo pero NO hagas lo que yo hago” ¿Cómo se puede digerir esto?

¿Qué se puede esperar de una persona que promete el cielo y la gloria y luego, a la hora de la verdad, nada es verdad y todo es mentira?
Hoy día para que alguien cumpla con su palabra tiene que constar su firma en un papel. Tiene que haber papeles de por medio y D.N.I.. Pero aún así, mucha gente cogen esos papeles y se limpian el...
Antes NO había firmas en papeles, bastaba con que alguien estrechara la mano para cumplir su palabra. ¡Y, vaya que si la cumplía!

Decidme ustedes, que tanto sois de palabra: ¿Cuánto VALE LA PALABRA DE UN HOMBRE?
Ya sé que vais a contestar: “Vale tanto como vale el hombre que la da”
Decidme entonces, ustedes que sois tan hombres: ¿Cuánto VALE UN HOMBRE?
Y, ojo!, que eso de “HOMBRE” es tan sólo puro dicho de dominio popular. Hay mujeres cuyas palabras son tanto o más importantes que las de muchos hombres.

¡Ay, Diox, qué vida esta! Mi padre me dijo que mi palabra fuera al cielo y que nunca me echara pa’ atrás: “Hijo mio, si te has comprometido, cumple con tu palabra, que tu palabra vaya al cielo y que NO me entere yo que la gente te tenga por embustero. Cumple siempre y sé sincero.”

Ahora, amig@s mi@s, cumplid con lo vuestro y NO abriréis tantas heridas ni sufrimientos. NO me vengáis con eso de que “donde hay firma: callan barbas” porque NO es cierto. Que vuestras palabras NO se las lleve el viento. Ahí es dónde se ve la esencia de las personas, lo que valen, la confianza, la sinceridad, el respeto, el entendimiento y tantos otros valores que se han perdido en el tiempo. (Marin El Punki- Perro Loko)

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