YO SIEMPRE FUI MUY DESCONFIADO…
De pequeño, cuando daba “Plástica” en la escuela, me puse el lápiz en la oreja (como los buenos maestro-carpinteros) y después de cortar unas piezas de panel con la segueta y de pegarlas con cola, me levanté de mi sitio y me puse a buscar --to’ alterao perdio-- por las mesas de los otros niños. Entonces la señorita me dijo:
- “Marín ¿Qué es lo que estás buscando?”
- “Ná, maestra, que ya me ROBARON el lápiz”
- “¡¡¡Pero si tienes el lápiz en la orejaaaaaa!!! ¡¡Anda, siéntate!!!”
…Y todos los niños empezaron a reírse y a reírse de mí; con que me había puesto el lápiz en la oreja y ahora NO me acordaba dónde lo había dejado.
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