viernes, 27 de febrero de 2015

La otra tarde, cuando mi hermano y yo terminamos de echar el ratito en el campo, metimos la desbrozadora en la furgoneta C 15 y montamos también a los perros. He de indicar que la desbrozadora la metimos inclinada para que cupiese bien en el coche; de tal manera que la hélice quedó sobre el suelo y el depósito de la gasolina, por encima de la cabecera de los asientos traseros.

Una vez que llegamos al pueblo y dejé a mi hermano, me dirigí a mi casa para bajar a la perra y coger los cuatros desperdicios para los animales. Como de costumbre, se me estaba haciendo de noche y todavía tenía que ir a preparar al ganado.

Bien, pues me monté de nuevo en el coche y tiré para la granja. Pero, fíjense lo que me ocurrió cuando estaba bajando la avenida de la carretera de Jerez, justo a la altura de la Cooperativa Albarizas. El sol estaba casi ocultándose, pero yo aún NO había encendido las luces del coche. En ese momento, era un momento en que me dio por mirar por el espejo retrovisor interior y... SE ME PUSIERON LOS GÜEVOS DE CORBATA, PARE!!!. ¡¡Ké susto me llevé, Diox mío!!. Hasta dí un pequeño quiebro con el volante y tó... Pa' mí que era un tío el que estaba sentado detrás en mi coche. En un instante, había confundido el depósito de la gasolina de la puñetera desbrozadora, con la cabeza de un tío. Como el depósito es redondo...

Parecía que me íba a pasar como lo de "la niña de la curva", que dícen que por las noches se te mete el fantasma de una niña en el coche cuando estás cogiendo una curva... Pero yo ni estaba cogiendo una curva, ni estaba cogiendo ná. Yo a lo que íba era a echarle de comer a unas 'cuantas gallinas' que tengo!!!.
En fin, que NO gana uno pa' sustos. (Marin El Punki - Perro Loko).

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