martes, 9 de julio de 2019

Un día me tocó trabajar en el turno de noche. Entonces le dije al compañero:
- “Estoy empezando a quedarme dormido.”
Y el compañero me dijo:
- “Oh! Cuando eso me sucede, golpeo mi mejilla con fuerza. Deberías probarlo...”
Entonces le dí tremenda hostia al compañero y le dije:
- “Tienes razón, compadre, ahora me siento mucho mejor.”

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