Este pasado invierno un amigo mío me
dio una clase de rabanito redondo para probarlo. Tenía la forma de
una pelota de ping pong y era muy dulce. Le dije a mi amigo que
dejara un par de matas en su campo para cogerle el simiente.
Bien, llegó el estío, la época en
que todas las plantas de invierno suelen granar. Es en este tiempo
cuando hay que aprovechar para recoger todos los simientes que uno
pueda. Pues hay un refrán muy viejo y muy bonito que dice que “quien
guarda, halla”. Como cada año, me dispuse a coger el simiente de
mis rábanos [dos variedades que tengo: el 'Largo de Mallorca' y el
'Gigante Canario'], y fíjense que cuando estaba en plena faena, me
acordé de mi amigo (¿Habrá cogido él el simiente de sus rábanos
redondos?). Aquel mismo día, por la tarde-noche, fui a su casa y le
pregunté, pero más vale NO lo hubiera hecho porque su respuesta me
dejó un poco molesto y también defraudado:
- “Quillo, ¿láh cogío el cimiente a tuh rábanito reondo?.”
- “Qué va, tío, mi pare quería que yo le pazara la mulita.”
- “Quillo, ¿láh cogío el cimiente a tuh rábanito reondo?.”
- “Qué va, tío, mi pare quería que yo le pazara la mulita.”
***
Al contrario de lo que suele hacer
mucha gente, yo siempre acostumbro a dejar en el campo algunas matas
de cada hortaliza. Me gusta dejarlas por dos razones distíntas:
* Primera → para investigar hasta dónde son capaces de llegar. Algunas plantas se chuchurren y mueren, pero otras remeten e incluso llegan a producir de nuevo; tal es el caso de las habichuelas, los tomates y los pimientos (que por cierto, son bienales), el perejil, la zanahoria, la coliflor, el repollo, etc.
* Segunda, y la más importante → para cogerles el simiente y volver a plantar en la siguiente siembra.
* Primera → para investigar hasta dónde son capaces de llegar. Algunas plantas se chuchurren y mueren, pero otras remeten e incluso llegan a producir de nuevo; tal es el caso de las habichuelas, los tomates y los pimientos (que por cierto, son bienales), el perejil, la zanahoria, la coliflor, el repollo, etc.
* Segunda, y la más importante → para cogerles el simiente y volver a plantar en la siguiente siembra.
Mucha gente, muchísima (al igual que
mi amigo, el de los rabanitos redondos), prefiere labrar el campo y
dejarlo todo pelado y “bonito”, según dicen ellos..., y es una
pena, la verdad.
Por NO dejar, NO dejan ni una lechuga
viva. Ni una cebolla, ni un chícharo,... NADA!!. Todo el campo para
pasarle el arado y dejarlo todo llanito y limpito.
A la siguiente temporada, venga a
gastar dinero en las tiendas para comprar simientes o plantas!. Pero
yo voy a decir una cosa: ¿Sabe la gente de dónde vienen esos
simientes o plantas?. Conozco a más de uno que fue a comprar
plantitas de tomates y le dieron gato por liebre. Con los cebollinos
pasa tres cuartas partes de los mismo; va uno a comprar un manojo y
resulta que después salen muchos machos.
También hay quienes se dedican a
pedir; a pedir plantones o simientes sin darte NADA a cambio. Y lo
que más me revienta es que, el año pasado, uno ya le dio simientes
o plantones a esos mendrugos y les dijo que cogieran ellos mismos sus
propias semillas. La verdad es que hay gente que tiene mucha cara.
Yo lo único que digo es una cosa: que
si uno puede recoger sus propias semillas, los demás también. Esta
es la única manera de conservar las variedades locales, NO hay otra.
Yo te doy simiente mío, sí, pero después tú me tienes que dar a
mí del que yo NO tenga. A esto se le llama “intercambio de
semillas”, que NO es otra cosa que “compartir”, un concepto que
cada vez menos la gente entiende. (Marin El Punki - Perro Loko).
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