NO sé si habréis visto la película
de "El nombre de la rosa", pero existe una historia acerca
de un monasterio benedictino en lo alto de un acantilado. El
monasterio estaba a bastante altitud y la única manera de llegar a
él, era montándote en una cesta que estaba atada a una cuerda.
Algunos monjes tirarían de la cuerda con todas sus fuerzas para
subir la cesta.
Obviamente, el trayecto hasta el
acantilado escarpado en la cesta era aterrador. Un turista se puso
muy nervioso a mitad del camino y hasta se dio cuenta de que la
cuerda por la que fue suspendido era vieja y deshilachada. Con voz
temblorosa, le pidió al monje que viajaba con él en la cesta: con
qué frecuencia cambiaban la cuerda.
El monje pensó por un momento y le respondió:
- "Cada vez que se rompe!."
El monje pensó por un momento y le respondió:
- "Cada vez que se rompe!."
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