El anciano tenía 85 años y la anciana
80. Se conocían desde hacía muchísimos años, prácticamente desde
que eran jóvenes. De pronto un día hubo una cena comunitaria en el
Hogar del Pensionista y a los dos ancianos les tocó sentarse en la
misma mesa, uno frente al otro. A medida que avanzaba la comida,
ambos se miraron cariñosamente y finalmente el anciano se armó de
valor para preguntarle a la anciana:
- “¿Quieres casarte
conmigo?.”
Después de una pausa, que para el
anciano fue dramática, ella respondió:
- “Sí, Sí, lo haré.”
La comida terminó con unos cuantos de
intercambios más de miradas agradables y cada uno se fue a sus
respectivas casas.
A la mañana siguiente el anciano se
levantó un poco confuso: «¿Dijo "sí " o dijo que NO?.»
NO podía recordar. Por mucho que lo
intentara, él simplemente NO podía recordar. Ni siquiera un vago
recuerdo. Con agitación, se fue al teléfono y la llamó.
En primer lugar, él le explicó a ella
que NO recordaba las cosas tan bien como lo hacía antes. Luego le
hizo saber que había pasado una preciosa noche y que la cena había
estado muy bien. Conforme el anciano iba hablando por teléfono, ganó
un poco más de valor y finalmente le dijo:
- “...Oye, cuando
le pregunté si quiere casarse conmigo, ¿Usted dijo que Sí o usted
dijo que NO?.”
La anciana le respondió:
- “Yo te dije «Sí,
Sí, lo haré», y lo decía con todo mi corazón.”
El anciano
estaba encantado de escuchar a la anciana decir eso. Luego la anciana
prosiguió:
- “...Y estoy muy contenta de que hayas llamado,
porque NO podía recordar si me lo habías pedido o NO.”