Con apenas 21 años recién cumplidos, Antonio se presentó a un concurso radiofónico para principiantes en Radio España. Ganó y ese éxito fue el precedente de lo que le esperaba.
De Madrid Antonio saltó a Barcelona. Allí formó pareja artística kon “Flor de Albaizín”, trabajaban en una sala de fiestas por muy poco dinero. Tras dos actuaciones el empresario despidió a Antonio, le dijo que NO tenía futuro en el mundo de la canción porque era un “ezaborio”. Este fue su comienzo.
Antonio Molina de Hoces nació en Totalán (Málaga) el 9 de marzo de 1929. Era de familia pobre, muy humilde y por eso se vio en la obligación de trabajar en distintos oficios (lechero, tapicero,…) a la vez que se aficionaba a la canción española.
A los catorce años se desplaza a Madrid con la intención de dar los primeros pasos de su carrera musical.
En una entrevista del programa “Cantares” de Lauren Postigo, este le pregunta a Antonio Molina:
- “Se te acusa Antonio de que tú NO sabes cantar flamenco puro. Defiéndete Antonio…”
A lo que Antonio responde:
- “Yo NO tengo que defenderme. El público es el que lo sabe todo.”
- “¿Pero tú piensas que tú sabes cantar flamenco puro o NO?.- Siguió preguntando el entrevistador.
- “El público me tiene hecho un ídolo 26 años… Y, lo que me queda.”
La verdad es que quien acusara a Antonio de NO saber cantar flamenco puro es para castigarle y NO dejarle salir durante un fin de semana ¡Je, je, je, je! ¡Pero cómo se le puede acusar a este hombre, a este artista de tal cosa?!!
En la entrevista, Lauren Postigo hizo más preguntas:
- “Yo creo Antonio que en el cante, como en todas las artes, NO hay reglas y tú tienes tu propia personalidad cantando ¿NO?”
- “Yo tengo mi propio sello. A mí es muy difícil imitarme. Eso es una cosa que me dió Dios, la cual conservo con todo el amor del mundo.”
Antonio era profundamente creyente y atribuía su habilidad para el cante a Dios. Sin embargo, una cosa estaba bien clara y Antonio estaba tan seguro de ello que se atrevió a decirla: “A mí es muy difícil imitarme.” Y era cierto: su peculiar estilo, su voz alta y cristalina y su inconfundible falsete hacían de él un artista inigualable.
Como todo el mundo, Antonio también tenía ídolos y en la entrevista citó a Pepe Marchena y a Manolo Caracol. Esto y su agradecimiento al público son las cosas que me han hecho ver con mayor vehemencia que Antonio era una persona llana y sencilla. De hecho, una de sus hijas, Ángela lo confirma tras la pregunta que le formuló Lauren Postigo:
- “¿Cómo ves, Ángela, a tu padre como cantante?”
- “¿Cómo cantante? Bueno, mi padre es un hombre sencillo, muy honesto. Es una persona que ha dado cuerpo y alma a la canción y ha hecho de la canción su vida y ha dado su vida a la canción.”
La verdad es que impresiona y conmueve la respuesta que dio su hija Ángela sobre la figura de su padre.
Para Antonio, lo más grande que le había pasado en su vida fue haber conocido a su mujer, de la que sentía verdadera pasión y lo más triste era que su madre NO pudiera verle por su ceguera.
Murió el 18 de marzo de 1992, víctima de una fibrosis pulmonar. Tenía 64 años.
Termino este pequeño y humilde homenaje a Antonio Molina con una de sus canciones; tal vez la canción más dramática del artista pero a su vez una de las más bonitas: “La hija de Juan Simón.”
ANTONIO MOLINA, para mí un genio y, lo más seguro, el cantante de canción española más grande que haya dado este país.
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