Sería por este tiempo y era yo muy
pequeño, cuando un día llegaron dos amigos de mi padre a mi campo.
Mi padre estaba entonces podando la viña.
Los dos amigos se dijeron: "Mira,
ahí está el 'Chorla' podando la viña, vamos a meternos con él."
Cogieron andando por la vereda hasta
llegar donde se encontraba mi padre. Cuando llegaron y vieron que mi
padre íba a "raspar" y meter el corte con el tijeretón en
uno de los brazos de la cepa (en el pulgar), le dijeron alarmados:
-
"¡Cuidao, Chorla!, ¿Qué bas a hacé?. Eza NO é la yema zuya.
Eza é de ceco."
- "¿De cecooo? --Se preguntó
extrañado mi padre al pronto que comenzó a darles explicaciones--
Amo bé, ci este é el brazo izquierdo, este é el úrtimo corte y
esta é la yema que mira pa' la cuesta la cepa..., esta é la zuya
¿no?."
- "Que NO, que NO... Fíjate tú bien, berá
cómo NO é la zuya!".- Volvieron los dos amigos a poner en
dudas al pobre de mi padre.
Mi padre, sabiendo por demás que la
cepa era fácil y que NO tenía nada de complicaciones para podarla,
notó algo de "cashondeíto" en los rostros de sus dos
amigos. Entonces, reventó... Ya os podéis imaginar cómo se ponía
mi padre --un hombre cerrado de campo-- cuando alguien pretendía
llevarle la contraria:
- "¡¡Joío Dió, ezo cómo bá a
cé!!. Ujtede, que llebái toa la bida en er campo, cómo podei decí
que esta yema de aquí NO é la zuya!!!. ¿NO ehtai biendo que esta
yema é de berde?."
- "Güeno, nojotro te lo habemo
disho, Migué. Ahora á lo que tu quiera, pero que eza NO é la yema
que tiene que dejarle a la zepa, é la otra. Tú eshanos cuenta..."
Mi padre, rendido y con la cabeza
ardiendo, seguramente debido también a que llevaba un buen rato
(toda la mañana) podando, finalmente dijo:
- "¡Ea!, po' boy
a poarla como decí ujtede."
Entonces, abrió el tijeretón
de podar y cortó. Inmediatamente, los dos amigos rompieron a reírse
y le dijeron:
- "¡Adió, ya te equibocaste, Chorla!, ¡Ya te
cargaste una cepa!."
- "¡Ea!, po' ya está la gracia
hesha... Bamo, bamo,..."
- "NO paza ná, Chorla, pa' la
castra la corrige..." […]
Esta fue una de las muchas anécdotas
que le sucedió al pobrecito de mi padre, Miguel Marín Caro 'EL
CHORLA' (05/01/1947 - †15/02/1999), y que a mí me gusta mucho
recordarlas. Precísamente, el otro día, cuando yo estaba podando mi
viña, me acordé de esta historia. (Marin El Punki - Perro Loko).