Un hombre y una hermosa mujer cenaban
juntos en un restaurante de lujo. El camarero permanecía de pie, a
pocos pasos de la mesa, y atento siempre a lo que los señores
pudieran pedir […]
A mitad de la cena, el camarero se dio
cuenta de que el hombre se estaba acalorando deslizándose de su
silla hacia abajo de la mesa, pero la mujer actuaba indiferente. El
camarero vio que el hombre se deslizó hasta el fondo de su silla, de
tal modo que estaba fuera de la vista y oculto debajo de la mesa. Aún
así, la mujer seguía cenando y se mostraba tranquila y serena.
Parecía NO darse cuenta de que su compañero de mesa había
desaparecido.
Entonces, el camarero decidió romper
el silencio; se acercó a la mesa y le dijo a la mujer:
- "Discúlpeme, señora, pero creo que su marido se ha deslizado debajo de la mesa."
La mujer con calma miró al camarero y le dijo con firmeza:
- "NO, NO se ha deslizado. Mi marido acaba de entrar por la puerta."
- "Discúlpeme, señora, pero creo que su marido se ha deslizado debajo de la mesa."
La mujer con calma miró al camarero y le dijo con firmeza:
- "NO, NO se ha deslizado. Mi marido acaba de entrar por la puerta."
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