El efecto Mateo NO es otra cosa que un
conjunto de mecanismos puramente diseñados y establecidos por l@s
“cabezas-pensantes” para que l@s “cabezas-pensantes” de las
clases pudientes o superiores obtengan más beneficios y riquezas que
las clases inferiores o menos favorecidas.
El término de “efecto Mateo” tiene su origen en el Evangelio según San Mateo, en el cual se habla de la distribución de los talentos del amo. Ahí viene recogida una cita que dice lo siguiente: “Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará” (Mateo 13-12). Esto viene a raíz de un administrador cuyos bienes fue distribuido entre sus siervos de la siguiente forma: según las capacidades de éstos, a uno le dio cinco monedas, a otro dos y a otro una.
Con el tiempo, el que recibió cinco monedas, negoció con ellas y obtuvo otras cinco monedas. Lo mismo sucedió con el que recibió dos monedas, que también hizo negocio y duplicó sus ganancias. Pero el que recibió una sola moneda, cavó en la tierra y la enterró.
Llegado el momento, el administrador pidió cuentas a sus siervos y el que recibió cinco monedas y trajo consigo otras cinco, fue felicitado y pudo entrar en el Reino de Los Cielos. El que recibió dos monedas y ganó otras dos también fue felicitado por su administrador y también disfrutó del Reino de Los Cielos. Pero el que recibió una sola moneda y nada obtuvo de ella, fue castigado de por vida porque debió de haberla entregado a los banqueros como hizo sus compañeros y recibir sus intereses. Entonces, se le quitó la moneda y se la dio al que tenía diez monedas, ya que éste obtenía grandes ganancias.
Se me antoja decir por ende, que eso mismo es lo que sucede hoy día y, lo que es más, de manera rotundamente exacerbante y notoria. El efecto Mateo surge en una sociedad donde se tiene más en cuenta las oportunidades de éxito que el criterio de necesidad.
Mientras que una sociedad comunitaria sea igualitaria en lo económico, NO hay problemas (siempre que goce de una eficiente economía, claro está). El problema viene cuando NO es igualitaria en el rango, en el estatus. El estatus es lo que hizo que el líder religioso, el chamán, el más fuerte, el guía, el más viejo, el elegido, etc, ostentara el poder. Esto hizo que tuviese más capacidad para recibir bienes. Por esta razón, al darse cuenta de que el excedente servía para el intercambio, se adueñó de los medios de producción y a partir de ahí se produjo la desigualdad económica. Estamos hablando por tanto, de un modo de producción esclavista puesto que son un@s poc@s l@s que se apoderan de los medios de producción y much@s l@s que agachan el lomo en el trabajo.
En el modo de producción capitalista es el burgués quien posee los medios de producción, mientras que el proletariado es quien vende su fuerza de trabajo, su mano de obra para que nos entendamos. Hoy día, en muchos casos, esta mano de obra NO está siendo bien pagada y, en otros casos, también está siendo despedida de los puestos de trabajo o NO contratada de manera digna. Y, esto es así porque al burgués le conviene que sea así, porque de todas formas tiene más facilidad de encontrar ventajas de todo tipo (sociales, económicas, políticas, fiscales, etc) y apropiarse de ellas hasta tal punto de negociarlas y duplicarlas o multiplicarlas. Por contra, quienes sufren carencias y están en situaciones desfavorables tienen mayores dificultades para acceder a tales ventajas. Dicho de otro modo, la igualdad de oportunidades existe pero el modo de acceder a las mismas es diferente. Enseñanza pública y gratuita existe, pero si yo me puedo permitir el lujo y el vacile de llevar a mi hijo a un colegio de pago, lo llevo. Si yo puedo llevar a mi hijo, NO gitano como el tuyo, en coche hasta el colegio que está a dos pasos de casa, lo llevo. En cambio tú que vives en las chabolas a las afueras de Madrid, y encima NO tienes coche, lo tienes chungo para llevar a tu hijo al colegio. Yo que soy banquero le puedo comprar libros de todo tipo a mi hijo para que estudie en el colegio pero tú que eres chatarrero o cartonero y “NO tienes ni pa’ pipas” NO le puedes comprar libros al tuyo. Yo que soy banquero puedo mandar a mi hijo al extranjero para que realice una carrera universitaria pero tú que ganas una mierda de sueldo tienes que depender de que a tu hijo le concedan la beca para que pueda ir al extranjero, si es que puede.
Si os fijáis bien, detrás de todo esto está instaurado el efecto Mateo. En pocas palabras, el padre banquero tiene más éxito en la vida real que el padre chatarrero o cartonero, y es que “la plata llama a la plata”. El mismo banco donde trabaja el banquero, probablemente NO haga un préstamo considerable al chatarrero ya que, de preferencia, se presta dinero al que tiene capacidad de pago. Recordemos que esto mismo ocurrió en la parábola del Evangelio según San Mateos antes descrita, donde se le quita la única moneda al siervo pobre para dársela al rico, que es quien tiene capacidad de hacer negocios.
Por qué el efecto Mateo y por qué NO se logra acabar con él.-
Evidentemente porque las políticas en la mayoría de los países están diseñadas, tanto en sus objetivos como en sus medios, por los grupos más influyentes o dominantes y por la concepción subjetiva que éstos tienen de la evolución de la sociedad. Dichos grupos colocan a las personas y hogares de rentas más bajas en una posición de inferioridad muy acusada con respecto a las de rentas medias o elevadas. Por otro lado, el lenguaje en que son establecidos los derechos sociales e individuales es prácticamente ininteligible para las clases más pobres o desfavorecidas haciendo, de esta forma, difícil su “uso y disfrute” de los mismos. Siguiendo el hilo de esto, lo mismo ocurre con respecto a la capacidad de información, las clases sociales más bajas padecen una incapacidad crónica para informarse de sus propios derechos y de la forma de ejercitarlos. Hoy día quien posee la información es un privilegiado con respecto a quien tiene dificultades para llegar a ella. Y por último, algo que me hace hervir la sangre y arder el cerebro, es la poca capacidad organizativa que tienen l@s pobres para defender sus intereses y sus derechos. Suceden tres cosas: o NO se organizan, o se organizan muy mal o son manipulados por otr@s que l@s organizan para manejarl@s a su antojo y sacar provecho. Esta última cosa quizás sea la más común.
Por todo ello, me gustaría invitarles a que nos levantemos del sofá, apaguemos la televisión, salgamos a la calle, unamos nuestras fuerzas y nos rebelemos contra el Sistema.
¡¡No hay peor mentira que la que se calla!!
¡¡Ánimos, kompañer@s, el mañana es nuestro!!
¡¡No dejemos que los Señores del Poder nos engañen con la crisis!!
(Marin El Punki - Perro Loko).
El término de “efecto Mateo” tiene su origen en el Evangelio según San Mateo, en el cual se habla de la distribución de los talentos del amo. Ahí viene recogida una cita que dice lo siguiente: “Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará” (Mateo 13-12). Esto viene a raíz de un administrador cuyos bienes fue distribuido entre sus siervos de la siguiente forma: según las capacidades de éstos, a uno le dio cinco monedas, a otro dos y a otro una.
Con el tiempo, el que recibió cinco monedas, negoció con ellas y obtuvo otras cinco monedas. Lo mismo sucedió con el que recibió dos monedas, que también hizo negocio y duplicó sus ganancias. Pero el que recibió una sola moneda, cavó en la tierra y la enterró.
Llegado el momento, el administrador pidió cuentas a sus siervos y el que recibió cinco monedas y trajo consigo otras cinco, fue felicitado y pudo entrar en el Reino de Los Cielos. El que recibió dos monedas y ganó otras dos también fue felicitado por su administrador y también disfrutó del Reino de Los Cielos. Pero el que recibió una sola moneda y nada obtuvo de ella, fue castigado de por vida porque debió de haberla entregado a los banqueros como hizo sus compañeros y recibir sus intereses. Entonces, se le quitó la moneda y se la dio al que tenía diez monedas, ya que éste obtenía grandes ganancias.
Se me antoja decir por ende, que eso mismo es lo que sucede hoy día y, lo que es más, de manera rotundamente exacerbante y notoria. El efecto Mateo surge en una sociedad donde se tiene más en cuenta las oportunidades de éxito que el criterio de necesidad.
Mientras que una sociedad comunitaria sea igualitaria en lo económico, NO hay problemas (siempre que goce de una eficiente economía, claro está). El problema viene cuando NO es igualitaria en el rango, en el estatus. El estatus es lo que hizo que el líder religioso, el chamán, el más fuerte, el guía, el más viejo, el elegido, etc, ostentara el poder. Esto hizo que tuviese más capacidad para recibir bienes. Por esta razón, al darse cuenta de que el excedente servía para el intercambio, se adueñó de los medios de producción y a partir de ahí se produjo la desigualdad económica. Estamos hablando por tanto, de un modo de producción esclavista puesto que son un@s poc@s l@s que se apoderan de los medios de producción y much@s l@s que agachan el lomo en el trabajo.
En el modo de producción capitalista es el burgués quien posee los medios de producción, mientras que el proletariado es quien vende su fuerza de trabajo, su mano de obra para que nos entendamos. Hoy día, en muchos casos, esta mano de obra NO está siendo bien pagada y, en otros casos, también está siendo despedida de los puestos de trabajo o NO contratada de manera digna. Y, esto es así porque al burgués le conviene que sea así, porque de todas formas tiene más facilidad de encontrar ventajas de todo tipo (sociales, económicas, políticas, fiscales, etc) y apropiarse de ellas hasta tal punto de negociarlas y duplicarlas o multiplicarlas. Por contra, quienes sufren carencias y están en situaciones desfavorables tienen mayores dificultades para acceder a tales ventajas. Dicho de otro modo, la igualdad de oportunidades existe pero el modo de acceder a las mismas es diferente. Enseñanza pública y gratuita existe, pero si yo me puedo permitir el lujo y el vacile de llevar a mi hijo a un colegio de pago, lo llevo. Si yo puedo llevar a mi hijo, NO gitano como el tuyo, en coche hasta el colegio que está a dos pasos de casa, lo llevo. En cambio tú que vives en las chabolas a las afueras de Madrid, y encima NO tienes coche, lo tienes chungo para llevar a tu hijo al colegio. Yo que soy banquero le puedo comprar libros de todo tipo a mi hijo para que estudie en el colegio pero tú que eres chatarrero o cartonero y “NO tienes ni pa’ pipas” NO le puedes comprar libros al tuyo. Yo que soy banquero puedo mandar a mi hijo al extranjero para que realice una carrera universitaria pero tú que ganas una mierda de sueldo tienes que depender de que a tu hijo le concedan la beca para que pueda ir al extranjero, si es que puede.
Si os fijáis bien, detrás de todo esto está instaurado el efecto Mateo. En pocas palabras, el padre banquero tiene más éxito en la vida real que el padre chatarrero o cartonero, y es que “la plata llama a la plata”. El mismo banco donde trabaja el banquero, probablemente NO haga un préstamo considerable al chatarrero ya que, de preferencia, se presta dinero al que tiene capacidad de pago. Recordemos que esto mismo ocurrió en la parábola del Evangelio según San Mateos antes descrita, donde se le quita la única moneda al siervo pobre para dársela al rico, que es quien tiene capacidad de hacer negocios.
Por qué el efecto Mateo y por qué NO se logra acabar con él.-
Evidentemente porque las políticas en la mayoría de los países están diseñadas, tanto en sus objetivos como en sus medios, por los grupos más influyentes o dominantes y por la concepción subjetiva que éstos tienen de la evolución de la sociedad. Dichos grupos colocan a las personas y hogares de rentas más bajas en una posición de inferioridad muy acusada con respecto a las de rentas medias o elevadas. Por otro lado, el lenguaje en que son establecidos los derechos sociales e individuales es prácticamente ininteligible para las clases más pobres o desfavorecidas haciendo, de esta forma, difícil su “uso y disfrute” de los mismos. Siguiendo el hilo de esto, lo mismo ocurre con respecto a la capacidad de información, las clases sociales más bajas padecen una incapacidad crónica para informarse de sus propios derechos y de la forma de ejercitarlos. Hoy día quien posee la información es un privilegiado con respecto a quien tiene dificultades para llegar a ella. Y por último, algo que me hace hervir la sangre y arder el cerebro, es la poca capacidad organizativa que tienen l@s pobres para defender sus intereses y sus derechos. Suceden tres cosas: o NO se organizan, o se organizan muy mal o son manipulados por otr@s que l@s organizan para manejarl@s a su antojo y sacar provecho. Esta última cosa quizás sea la más común.
Por todo ello, me gustaría invitarles a que nos levantemos del sofá, apaguemos la televisión, salgamos a la calle, unamos nuestras fuerzas y nos rebelemos contra el Sistema.
¡¡No hay peor mentira que la que se calla!!
¡¡Ánimos, kompañer@s, el mañana es nuestro!!
¡¡No dejemos que los Señores del Poder nos engañen con la crisis!!
(Marin El Punki - Perro Loko).
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