Cuando yo nací lo primero que hice fue
gritar, porque sabía lo que me iba a esperar en este maldito mundo.
Era muy feo y el médico por poco me confunde con la placenta y me
tira al cubo de la basura.
Era tan feo que mi padre era ganadero, y me quería cambiar por un borrego.
Era tan feo que mi padre era ganadero, y me quería cambiar por un borrego.
Nací un domingo cuando el Señor –que
estaba creando el mundo– se tomó el día de descanso. Así nací
yo: todo descuidado, despeinado, sucio,… ¡Vamos, horrible, hecho
un asco!
… Como iba diciendo, nací en domingo
festivo, yo hubiera preferido nacer un lunes, para dar el coñazo,
pero bueno…
Fui el primero en nacer de todos mis
hermanos. Mi hermano Antonio, que nació dos años después que yo,
me había dicho: “No, tate, nace tú primero que yo naceré
después”. Así que nací.
Cuando yo nací tenía mucha cabeza,
era muy cabezón. Por eso nací disparado, como cuando se le quita
los tapones de corcho a las botellas de champán. Mi madre, la pobre,
dio un EXPLOTÍO tan grande que salí como un cohete y atravesé la
pared del Hospital. Mi padre, que trabajaba en aquel entonces de peón
de albañil en el PER, arreglando las aceras del pueblo, tuvo que
volver al Hospital con un cubo de mezcla para tapar el agujero que yo
había hecho.
Era tan cabezón cuando nací que mi
padre decía que si yo fuese ratón tendría que dormir con la cabeza
fuera de la cueva.
Recuerdo muy bien que cuando yo nací
era 5 de octubre de 1975. Vine al mundo sobre las dos y media del
mediodía; lo sé porque lo pude ver en mi reloj de pulsera “CASIO
F-91W”. Como nací a esa hora, mi madre ya me tenía preparado el
plato de papas con alcauciles encima de la mesa y me dijo: “¡Corre,
que se te va a enfriar! ¡Ayyy! ¡No sé qué es lo que haces por
ahí, que siempre te entretienes! [Claro, como había salido
disparado, tuve que venir desde muy lejos] ¡Como nazcas otra vez
tarde, te quedas sin comer!”
Cuando yo nací ya estaba a punto de
morir Franco, el “Claudillo” (Claudillo viene de Claudio, por si
alguien NO lo sabía…). Yo creo que enfermó nada más pensar que
yo venía al mundo. Le entró miedo y claro…
Yo pesé KATORZE KILOS Y MEDIO! al
nacer. Mi padre solía ir a una taskita donde se bebía mosto. Un día
en la taskita unos hombres le preguntaron a mi padre:
- “Chorla ¿Cuántos kilos pesa ya tu hijo, el Punki ese?”.- Mi padre contestó:
- “Pues ahora pesa siete kilos y doscientos gramos”
- “¡Eso cómo va a ser, si han pasado ya dos semanas desde que nació! Ahora debería de pesar más ¿no?”.- Y mi padre contestó otra vez:
- “Es que lo hemos tenido que operar de fimosis.” (Marin El Punki - Perro Loko)
- “Chorla ¿Cuántos kilos pesa ya tu hijo, el Punki ese?”.- Mi padre contestó:
- “Pues ahora pesa siete kilos y doscientos gramos”
- “¡Eso cómo va a ser, si han pasado ya dos semanas desde que nació! Ahora debería de pesar más ¿no?”.- Y mi padre contestó otra vez:
- “Es que lo hemos tenido que operar de fimosis.” (Marin El Punki - Perro Loko)
No hay comentarios:
Publicar un comentario