Un colega mío tenía un pellizquito
ahorrado de dinero y quiso hacer un viajecito al extranjero para
disfrutarlo en su honor (“pa' sus cojones”, como se suele decir
en el argot de cualquier mercadillo). Pero como mi colega era de la
'Hermandad del Puño Cerrao', un poco “agarrao” (se gastaba menos
dinero que un indio en calcetines), contactó con una compañía
aérea que decía que era “mu' baratita”. La compañía aérea NO
la conocía ni su puñetera madre. Se llamaba “Compañía Aérea
Hermanos Herrero. S.A.”; así, tal como suena.
Total, que mi colega se montó solo en
el avión y cuando volvió del viaje, me dijo:
- “Compadre, ya
NO me monto nunca más en un avión. Estoy vivo de milagro.”
-
“¿Sí? ¿Y eso?. Anda, cuéntame...”
- “¡Anda,
chiquillo...! Si tú supieras...
En el avión NO vendían
billetes, vendían posibilidades.
Antes del vuelo, los pasajeros
se reúnen y eligen a un piloto.
Si besas el ala del avión para
tener suerte antes de embarcar, te devuelven el beso.
Tú NO
puedes subir al avión si NO tienes el dinero justo; se paga en la
misma puerta.
Antes de despegar, la azafata NO dice “abrocharos
los cinturones”, sino “pegaros el velcro”.
El Capitán pasa
la gorra por el pasillo y pide a los pasajeros: “Algo para la
gasolina...”.
En cuanto retiran las escaleras del avión, el
avión comienza a balancearse para los dos lados.
El Capitán
grita al personal de tierra que saquen las vacas de la pista, que va
a salir el avión.
Si tú le preguntas al Capitán con qué
frecuencia chocan sus aviones, él te contesta: "Sólo una
vez".
En el avión NO ponen películas, NO necesitas ver
ninguna. Todos los capítulos de tu vida pasan rápidamente por tu
mente...
Ves a un hombre con una pistola, pero él sólo exige que
lo bajen del avión.
El avión tiene un baño y también una
capilla para rezar.