miércoles, 28 de diciembre de 2016

Un colega mío tenía un pellizquito ahorrado de dinero y quiso hacer un viajecito al extranjero para disfrutarlo en su honor (“pa' sus cojones”, como se suele decir en el argot de cualquier mercadillo). Pero como mi colega era de la 'Hermandad del Puño Cerrao', un poco “agarrao” (se gastaba menos dinero que un indio en calcetines), contactó con una compañía aérea que decía que era “mu' baratita”. La compañía aérea NO la conocía ni su puñetera madre. Se llamaba “Compañía Aérea Hermanos Herrero. S.A.”; así, tal como suena.

Total, que mi colega se montó solo en el avión y cuando volvió del viaje, me dijo:
- “Compadre, ya NO me monto nunca más en un avión. Estoy vivo de milagro.”
- “¿Sí? ¿Y eso?. Anda, cuéntame...”
- “¡Anda, chiquillo...! Si tú supieras...
En el avión NO vendían billetes, vendían posibilidades.
Antes del vuelo, los pasajeros se reúnen y eligen a un piloto.
Si besas el ala del avión para tener suerte antes de embarcar, te devuelven el beso.
Tú NO puedes subir al avión si NO tienes el dinero justo; se paga en la misma puerta.
Antes de despegar, la azafata NO dice “abrocharos los cinturones”, sino “pegaros el velcro”.
El Capitán pasa la gorra por el pasillo y pide a los pasajeros: “Algo para la gasolina...”.
En cuanto retiran las escaleras del avión, el avión comienza a balancearse para los dos lados.
El Capitán grita al personal de tierra que saquen las vacas de la pista, que va a salir el avión.
Si tú le preguntas al Capitán con qué frecuencia chocan sus aviones, él te contesta: "Sólo una vez".
En el avión NO ponen películas, NO necesitas ver ninguna. Todos los capítulos de tu vida pasan rápidamente por tu mente...
Ves a un hombre con una pistola, pero él sólo exige que lo bajen del avión.
El avión tiene un baño y también una capilla para rezar.

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