Una anciana había estado yendo al
mismo médico durante más de 50 años y durante ese tiempo había
convertido su vida en un infierno, quejándose constantemente de una
cosa tras otra...
Un día la anciana murió y fue
enterrada en el cementerio local. Sin embargo, en menos de un mes el
médico también murió y le tocó ser enterrado en el siguiente
nicho, al lado de ella. Unos minutos después de ser enterrado y
después de que los dolientes se hubiesen marchado, todo estaba en
silencio. Entonces, el médico oyó unos golpecitos en el lado de su
ataúd:
- "¿Qué pasa ahora, Señora Valentina?".- Preguntó el médico,
y se escucha una vocecita diciendo:
- "¿Me puede dar algo para los gusanos, doctor?."
- "¿Qué pasa ahora, Señora Valentina?".- Preguntó el médico,
y se escucha una vocecita diciendo:
- "¿Me puede dar algo para los gusanos, doctor?."
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